Página:Mexico as it was and as it is.djvu/151

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
110
MÉXICO.

la noción de una aristocracia fue llevada por ellos hasta el otro mundo; y mientras los nobles animaban magníficos pájaros y nubes deslumbrantes y flotaban en el aire más puro, las almas de la gente común estaban condenadas a arrastrarse como comadrejas, escarabajos, y los animales mas malos.

Los espíritus de quienes se ahogaban o eran alcanzados por un rayo; aquellos que murieron de un edema, tumores, heridas o enfermedades similares; iban con las almas de los niños que habían sido ahogados o sacrificado en honor de Tláloc, "el Dios del agua," a un delicioso lugar llamado Tlalocan, donde residía ese Dios, rodeado por todo lo que podría contribuir a placer y felicidad.

El tercer lugar de los espíritus difuntos era Mictlán o infierno. Este era el reino de la absoluta oscuridad gobernada por un Dios y diosa, y la negrura sombría del reino era el único castigo, Clavijero piensa que los mexicanos ubican este infierno en el centro de la tierra—y podría solo haber sido un tipo de absoluta aniquilación .

Tuvieron algunas ideas imperfectas de un Dios Supremo, a quien temían y adoraban, pero representado por ninguna forma externa, porque creían que era invisible. Generalmente hablan de el como Teotl—Dios—pero conocido, también, por el nombre de Ipalnemoani, "Él por quien vivimos;" y Tloque Nahuaque "Aquel que tiene todo en sí mismo". También tuvieron un espíritu malo, hostil a la humanidad, llamado Tlaleatecolototl, "el Búho Racional". Este espíritu se dice que se aparecía con frecuencia a los hombres, para asustarlos o dañarlos; pero no hay ninguna historia especifica de este poder malvado, o de como se aplicaba su sistema religioso a él. Después de Téotl—el ser supremo invisible—había otros trece adorados en México como dioses principales.

Tetzcatlipoca, el "Espejo Brillante"; "el Dios de la Providencia; el alma del mundo; el creador del cielo y la tierra; el maestro de todas las cosas".

Ometecuhtli y Omecihuatl, un Dios y diosa, que concede a los mortales sus deseos. Estas divinidades parecían presidir sobre los niños recién nacidos y reinaban en el "paraíso celestial".

Cihuacoatl, o "Mujer serpiente;" también llamada Quilaztli o Toucacihua: "mujer de nuestra carne;" se tenía por la madre de la raza humana y fue venerada junto a Ometeuctli y Omecíhuatl.

Tonatricli y Meztli, el sol y la Luna deificado; de los cuales tendré ocasión de decir algo en la descripción de las pirámides de San Juan Teotihuacán.

Quetzalcóatl, sobre quien ya he escrito en mi carta de Cholula.

Tlaloc, "el Dios del agua" el fertilizador del suelo, protector de bienes temporales. Su imagen era pintada azul y verde, para representar las tonalidades del agua, y en su mano tenía una lanza ondulante y con punta para significar su control sobre las tormentas y los relámpagos.

Xuhteuctli, "maestro del año y hierba;" el Dios del fuego. Representación del primer bocado y el primer trago en la cena,