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MÉXICO.

su nombre y el dictamen de la mayoría de las personas en México; y, aunque quizá debería, en justicia, no aventurame a expresar una opinión, pero no puedo dejar de creer con la mayoría.

Cuando miramos la escultura a los lados, nos impacta la aptitud del adorno para ceremonias sacrificiales. Los mexicanos, sin duda, sacrificaban a los cautivos que habían tomado en batalla y el bajorrelieve representa evidentemente al ganador y a un cautivo. La mano del victorioso se levanta en el acto de quitar las plumas de la cresta de su prisionero, mientras el cautivos se inclina ante la indignidad y prostra sus brazos—en este punto quiero invitar la atención del lector a la gran similitud de estas figuras y sus vestidos, a los delineados por Catherwood y Stephens, encontradados en Yucatán y en Palenque.*

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Ahora daré algunos datos de los sacrificios mexicanos. Estos eran de dos tipos: el sacrificio de víctimas humanas y el "Sacrificio de Gladiadores ."

Se supone, que los Toltecas ni los Chichimecas permitían sacrificios humanos, y que estaba reservado para los sucesores de estos ocupando el Valle de Anáhuac para instituir la práctica abominable. La historia de la tribu Azteca nos revela el hecho, que ellos lucharon gradualmente parra llegar al poder. Los mexicanos fundaron su imperio en primer lugar entre los lagunas y pantanos del lago; y crecieron, gradualmente, al poder y riqueza que poseían en la época de la conquista.

Cuando me encuentro en la historia mexicana un hecho monstruoso como este, del sacrificio a los dioses de los desafortunados prisioneros que habían caído en su poder en la batalla, yo no estoy desalentado, por su enormidad, de investigar si alguna política secreta no hubo originado el rito horrible. La mente naturalmente da vueltas en la idea de que surgió a partir de un mero brutal amor por la sangre, o que una nación puede, en cualquier época del mundo, ¡haber sido tan cruel y tan inhumana!

Al revisar, entonces, la historia del Imperio de un pueblo débil pero audaz y ambicioso—luchando para establecerse; obteniendo poder solo a medida que inspiró terror en sus enemigos; sin poder mantener, subyugar o encarcelar a sus prisioneros—nos podemos preguntar , ¿si no fue más bien un golpe de habilidad política salvaje de los jefes de la época, de hacer un mérito de la necesidad y un rito sagrado y religioso de lo que, bajo otras circunstancias y en un periodo posterior del mundo, ha sido considerado un asesinato?

Y por lo tanto, creo, que fue el comienzo de los sacrificios mexicanos. Un pueblo débil que no pudo controlar, esclavizar o confiar sus prisioneros, les dedicó a los dioses. Pero, en el curso del tiempo, cuando esa nación había adquirido una fuerza igual a cualquier emergencia, esta ceremonia, también se convirtió en un uso prescriptivo—un tradición y más importante parte de la religión; y por lo tanto, lo que en sus inicios fue política de debili-


* Ver Stephens en Yucatán, vol. i, pp 428 and 429, y los dibujos opuestos a ellas