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MÉXICO.

caminar sin pisarlos; el lago y canales se llenaron con ellos, y el hedor era intolerable.

"Cuando todos aquellos que podían, abandonamos la ciudad, fuimos a examinarla, que estaba como acabo de describir; y algunas criaturas pobres estaban arrastrándose sobre diferentes etapas de los trastornos más ofensivos, las consecuencias de la hambruna y alimentación inadecuada. No había agua; el terreno había sido arrancado y las raíces roída. Los árboles fueron despojados de su corteza; sin embargo, a pesar que solían devorar sus prisioneros, no se produjo ninguna instancia, en medio de toda la hambruna y hambre de este sitio, se atacaban unos a otros. El resto de la población fue, a petición del conquistado Cuauhtémoc, a pueblos vecinos, hasta que la ciudad pudiera ser purificada y eliminar los muertos." Cortés afirma, que perecieron más de cincuenta mil.

Tampoco esto fue todo: parece haber habido una disposición, por parte del conquistador, para borrar la nación de la faz de la tierra. Cuando su ejército avanzó gradualmente en la ciudad en los diversos ataques realizados, los edificios fueron nivelados al suelo; pero cuando terminó el conflicto final, el fanatismo del sacerdocio fue agregado a la ferocidad del soldado y ambos de la mano trabajaron en la destrucción. Después de haberse robado cada artículo de valor intrínseco,—Palacio y templo fueron dados a la ruina. Los materiales con que se habían construidas las casas de los nobles y ciudadanos ricos, fueron utilizados para rellenar los canales. Todo ídolo que podía romperse fue roto, mientras que los que eran demasiado grandes para ser mutilados por la mano o por pólvora, fueron enterrados en el lago o en las plazas; y por último, cada registro histórico, papel y pintura, que se encontró, destruido y quemado, con un fanatismo tan ignorante y estúpido como celoso y fanático.

Desde ese tiempo, desde luego, poco ha descendido a nosotros, excepto unos pocos fragmentos de manuscritos, que ahora se conservan en las colecciones reales de Berlín, Dresden, Viena, y el Vaticano; los ídolos y las imágenes con que se llena el Museo; y las magníficas ruinas de Palenque, Uxmal y Guatemala.

Es imposible no solidarizamos con los conquistados en su caída y el sometimiento de su imperio, a pesar de la crueldad de su culto. Cortés fue, cuando mucho, solo un gran pirata, alrededor de quien se había reunido una tropa de aventureros necesitados y valientes soldados, con todo el apetito de conquista y el temperamento de saqueadores. Es innegable, que era un hombre de extraordinaria capacidad. Valiente, sagaz, fresco, perdurable, intrépido; un estadista, orador, historiador, soldado, poeta; unía en sí mismo cada atributo varonil y logro, y les añadió una resolución indomable, que se acobardaba poco ante la magnitud o el peligro de una empresa, como ante las multitudes que fueron enviadas a encontrarle. Era digno de una mejor causa y la fundación de un gran imperio.

En cuanto a Moctezuma, parecía haber tenido un presentimiento fatal del destino de su país, desde el tiempo de su primera entrevista con Cortés; y