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MÉXICO.

Algunas de las cuevas, descubiertas por el padre Jose Rotéa, se describen como de treinta pies de largo por 15 de ancho y se supone por escritores que han sido, quizá, las "siete moradas" desde las que, la tradición mexicana describe que sus antepasados salieron cuando comenzaron su emigración.

QUEMADA.

Al norte de la ciudad de México, en el departamento de Zacatecas, (una zona que se supone que fue habitado por Chichimecas y Otomies en la época de la conquista) situado en una meseta sobre una colina, que se eleva de la llanura como otro Acrópolis, están los extensos restos de una ciudad India, conocida como las "Ruinas de la Quemada."*

El lado norte del cerro sube con una leve pendiente desde la llanura y está custodiado por bastiones y una doble pared, mientras que, en los otros lados, rocas escarpadas y precipitadas de la colina misma, forma una defensa de forma natural. Toda esta elevación está cubierto con ruinas; pero en el lado sur, principalmente, se puede localizar los restos de templos, pirámides y edificios para los sacerdotes, cortado en roca viva y elevándose a una altura de entre dos a cuatrocientos pies por encima del nivel de los alrededores. Estas paredes de roca están unidas con mortero poco resistente y las piedras (muchas de las cuales tienen veintidós pies de espesor y de una altura correspondiente,) se mantienen en sus posiciones principalmente por su propia masividad.

El grabado opuesto representa el patio, o plaza de un templo, como fue dibujada por M. Nebel. En la parte trasera de la plaza se levanta la pirámide o teocalli, en el que fue colocada un el altar y un ídolo. Las escaleras detrás del teocalli conducen a otros templos y pirámides más allá y sirvió, tal vez, como asientos para los espectadores de los ritos sangrientos que fueron celebrados por los sacerdotes.

El relato más satisfactorio que he visto de estas ruinas, está dada por el capitán Lyon en un volumen de sus viajes en México.

"Nos propusimos," dice él, "en nuestra expedición en el Cerro de los Edificios, bajo la guia de un viejo ranchero y pronto llegamos al pie de la roca abrupta y escarpada en la que están situados los edificios. Aquí percibimos dos montones de ruinas de piedras, flanqueando la entrada a una calzada noventa y tres pies de ancho, comenzando a cuatrocientos pies del acantilado.

"Un espacio de alrededor de seis acres ha sido encerrado por una pared amplia, de los cuales los cimientos son todavía visibles, corriendo primero al sur y después al este. En su ángulo suroeste se encuentra una gran masa de piedras, que flanquea la calzada. En apariencia es de una forma piramidal, debido a las cantidades de piedras apiladas contra ella, ya sea por diseño o por su propia ruina; pero en un examen más detenido su figura podría


* Se le ha dado este nombre por una hacienda vecina.