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EMIGRACIÓN DE LAS TRIBUS.

y la promesa o el culto que una vez se ofrecieron en los recovecos de arboledas, en el silencio de oscuros bosques, o en la cima de montañas,—fueron aquí vertidos sucesivamente en la alta pirámide, construida por manos humanas y fabricadas por el arte humano.

Aunque nos quedamos en este misterio de la población de América, creo que no hay tanta duda en lo que respecta a los habitantes de Uxmal, Palenque, Copán, Chichen-Itzá y las diferentes ciudades que han sido descritas por el Sr. Stephens. Según Clavijero, una tribu, conocida como los Toltecas, abandonó su hogar en el norte y después de un viaje de la emigración que duró 104 años, (tiempo durante el cual con frecuencia se detuvieron en ciertos lugares por años y meses, construyendo edificios y asentándose parcialmente), al final, llegaron al Valle del Anáhuac, un territorio que posteriormente se convirtió en la sede del Imperio Mexicano. En Tollan, o Tula, fundaron la Capital de una dinastía, que duró 384 años; celebrada por su sabiduría, conocimiento y la extensa civilización. En 1051, (la tradición sigue,} hambruna y peste casi desoló el Reino, y gran parte de quienes escaparon los estragos de la enfermedad inmediatamente emigraron a Yucatán y Guatemala, dejando solo un remanente disperso del una vez floreciente Imperio de Tula y Cholula.

Cien años después el Anáhuac estaba casi despoblado.

Luego vino una emigración de los Chichimecas, desde el norte, como los Toltecas y desde un lugar que llamaron Amaquemecan. Ellos, también, entremezclándose con los restos de los Toltecas, tuvieron su reinado entre las ruinas del antiguo Imperio,—viviendo, sin embargo, en pueblos pequeños y carentes de todos los elementos de la civilización.

Ocho años después de su llegada a Anáhuac, seis tribus llamadas los Nahuatlacas llegaron, habiendo dejado, a corta distancia, una séptima, llamada mexicas. Poco después, se unió la tribu desaparecida y por los Acolhuas, quienes se dicen habían emigrado desde Teoacolhucan, cerca del país original de los Chichimecas. Estos eran, sin duda, los más inteligentes de todas las tribus errantes que habían penetrado estos valles desde los días de los Toltecas, y rápidamente formaron una alianza con sus antiguos vecinos. De todos estos errantes, sin embargo, no tenemos ahora tradiciones, excepto en relación con los mexicas, que, partiendo de Aztlán en el norte sobre el año 1160, continuaron su peregrinaje singular y cansado, con frecuentes demoras, hasta 1325; cuando, encontrando una roca en un lago, con una "águila sobre un nopal espinoso," (la profecía a que habían sido proféticamente dirigidos para la fundación de su futura Capital) se reunieron entre los pantanos de Texcoco y construyeron la ciudad de Tenochtitlán,—el México de Cortés. Tanto Clavijero como Humboldt, creen, que todas estas tribus de Toltecas, Acolhuas, Chichimecas y Nahuatlacas, hablaban el mismo idioma y por lo tanto, con toda probabilidad, emigraron desde el mismo grado de latitud norte.