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MEXICO.

regresaría a reconfortarlos y dirigirlos. Algunos dicen que de repente desapareció, otros que murió a la orilla de mar; pero como haya sido, Quetzalcóatl fue consagrado como un Dios por los Toltecas de Cholula y lo hicieron el principal guardián de su ciudad, en el centro de la cual, en honor a él, erigieron una gran pirámide en la que construyeron un templo. Otra gran pirámide, coronada por un templo, posteriormente fue erigida a él en Tula. Desde Cholula su culto se extendió sobre el país, donde fue adorado como "el Dios del aire". Tuvo templos en México y en todos lugares y algunas naciones, incluso enemigos de los Cholutecas, tenían templos y sacerdotes dedicados a su culto en la ciudad de Cholula, adonde llegaron personas de todas partes de la tierra a hacer sus devociones y cumplir sus votos. Sus fiestas eran grandes y extraordinarias, especialmente en Cholula.

"En cada cuarto o año divino, fueron precedidos por un rígido ayuno de ochenta días y por terribles austeridades practicadas por los sacerdotes consagrados a su culto. Los mexicanos dicen que Quetzalcóatl allanó el camino para el "Dios del agua", porque en estos países la lluvia generalmente es precedida por el viento."

El siguiente singular relato en relación a esta divinidad y determinados servicios de su templo, se encuentra en el libro Historia Nacional Moderna, de Acosta, libro v. cap. 30.

"Hubo en este templo de Quetzalcóatl en Cholula, una plaza de grandeza razonable, en el que hicieron grandes bailes y pasatiempos con juegos y comedias, en los días de festival de este ídolo; para cuyo propósito había en medio de esta plaza un teatro de treinta pies cuadrados, muy finamente cubierto y recortado— el que se cubría con flores ese día — con todo el arte y la invención que podría ser, siendo rodeado con arcos de diversas flores y plumas y en algunos lugares había muchas aves pequeñas atadas, conejos y otras bestias dóciles. Después de cenar la gente se reunía en este lugar, y actores representaban comedias. Algunos imitaban sordos y reumáticos; otros a cojos; algunos ciegos y lisiados que venían a buscar ser curados por el ídolo. Los sordos respondían confusamente; los reumáticos tosían; el cojo se paraba, contando sus miserias y penas, haciendo reír a la gente. Otros salían imitando a bestias pequeñas, algunos vestidos como caracoles, otros como sapos y algunos como lagartijas; luego se reunían a decir sus historias y cada uno se retiraba a su lugar, al sonido de pequeñas flautas, que eran agradables de escuchar. Igualmente imitaban mariposas y aves pequeñas de diversos colores, que eran representadas por niños que eran enviados al templo ser educados. Después iban a un pequeño bosque, plantado allí a propósito, donde los sacerdotes del templo les llevaban sucesivamente con instrumentos de música. Mineras tanto había muchos discursos agradables, algunos postulando, otros en defensa, donde los asistentes eran gratamente entretenidos. Hecho esto, hacían una mascarada o imitación de todos estos personajes, y así terminaba la fiesta."