Página:Mitos y fantasías de los aztecas.djvu/157

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mostró la comida y llegándose a un capitán que tenía la bandera, él se la tomó”... Códice Ramírez. no.2 p.145.

Esto no sólo puede ser lo cierto, sino que es lo más probable, tomando en cuenta todas las circunstancias: Ya habían franqueado las fronteras del territorio controlado por Ixtlilxóchitl, a quien Cortés y Bernal Díaz muestran una marcada reticencia a mencionar siquiera, cual si sintieran un molesto rubor por su persona, es ya que no sólo lo salvo en Tenochtitlán, sino que, como veremos, fue decisivo en su conquista. Cortés, el gran héroe de ésa batalla, que siempre cuida de ponerse en la mejor luz posible ante Carlos V, apenas si le menciona, pues, con modestia inusitada se limita a reseñar que “con ese trabajo fuimos mucha parte del día, a hasta que Dios quiso que murió una persona tan principal de ellos, que con su muerte se cesó toda aquella guerra” Cortés: Cartas….2ª p. 231

Además, después de un triunfo tan aplastante y tan milagroso, la moral española debía andar por las nubes, mientras que la realidad es que, a los pocos días y ya seguros en Tlaxcala, adonde consideran “milagro” haber llegado, muchos quieren huir... y en fin, que la épica batalla que “todos los escritores nuestros y extraños refieren esta victoria como una de las mayores que se consiguieron en las dos Américas...” José Luís Guerrero 1990.

Finalmente llegaron a Tlaxcala en donde se curaron, armaron, y ocho mil indígenas construyeron los bergantines y un increíble canal que iba desde la ciudad de Texcoco hasta el lago para

poder sacarlos de tierra firme, logro que los historiadores

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