Página:Ninon Lenclos Cartas.djvu/49

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

DE NINÓN DE LENCLÓS 39

antes á la singular disputa del mariscal de Estrees y el abate Deffiat. M. de Gersay, famoso por la te- meridad de una pasión, que había tenido el atrevi- miento de publicar en la corte (1), y quizá de fingir para servir á ambiciosos proyectos, fué el padre del segundo hijo que dió á luz Ninón; y más dichoso entonces que el mariscal citado, no sufrió ninguna contradicción para los cuidados que quiso darle. Tristes y crueles cuidados, puesto que terminaron, como se verá en la continuación de estas memorias, con el suceso más funesto.

Aquella reina del norte, tan célebre, tan mal co- nocida por las sátiras y libelos de un partido que había abandonado, como por los elogios exagerados de aquel que parecía haber preferido á la corona; aquella soberana ilustre cuya abdicación disputan las “mismas ciencias á otros motivos que, sin tener una parte verdadera en ella, pudieran disputársela con tanta justicia; Cristina, en fin, quiso ver esta ciu- dad famosa que retenía en su seno el genio y las gracias de todas las artes; vino á París en 1656, y Ninón fué casi la única mujer á quien honró con su visita. El mariscal de Albert y algunos literatos que hacían la corte á esta reina, hicieron un retrato tan ventajoso de Ninón que no tuvo á menos el dar este paso. Lástima es no conocer la conversación que tuvieron estas dos mujeres de un talento tan extenso y tan cultivado. La tradición no nos ha conservado más que una frase de Ninón hablando de las preciosas, á quienes llamó las jansenistas del amor. Esta defi- rición encantó á la reina que la recordó siempre con placer y que tuvo por ella més estima de la que

(1) Por la reina Ana de Austria, en 1649.