Página:Our Sister Republic - Mexico.djvu/277

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
265
LA MUJER DE BLANCO.

mil a 9 mil pies sobre el nivel de mar, y forman las crestas montañosas todo alrededor, entre los cuales está el Iztaccíhuatl, (que significa mujer blanca, o ' mujer en "blanco,' en el antiguo idioma Azteca,) de catorce mil cuatrocientos pies sobre el nivel de mar.

“Nieve perpetua cubre a esta gigante montaña, y sus laderas se componen en su mayoría de materia volcánica, (flujos petrificados de lava aun se pueden ver) formando un terreno totalmente roto, conocido generalmente bajo la denominación vulgar de ”Mal País”. La arena cerca de la región de nieve no presenta ningúna señal de vegetación, y se enunetran enormes rocas de basalto y formaciones calcáreas.

"En la lengua de los aztecas el nombre de Popocatépetl significa: montaña huemante, o colina que produce humo, y de hecho, la de cantidad de humo, emitiendo constantemente de su cráter, forma una columna oscura, visible a gran distancia, y especialmente con una atmosfera pura y clara.

"El Popocatépetl puede ser comparado con una inmensa pirámide de plata, levantándose en un gran valle, cuyas superficies están cubiertas con toda posible clase de arbustos y árboles; pero la vegetación estas regiones, tan lleno de misterio y soledad, y tan íntimamente conectado con acontecimientos históricos, crece más y más delgada, a medida que se acerca a las nieves eternas. Los arbustos, en lugar de hermosos cedros y oyameles, y el aspecto pálido de las flores creciendo en la tierra arenosa o que aparecen en las grietas de rocas, indican claramente, la gran altitud y la delgadez del aire desfavorable para la vegetación.

"Los pocos, que alguna vez ascendieron esta altura humeante, han admirado, y muy justamente, la imponente grandiosidad, con que la naturaleza misma arropa estas regiones. Los grupos de exploración de los antiguos aztecas nunca fueron más allá de donde inician las nieves, y miraban al Popocatépetl con gran veneración y también miedo, creyendo que un espíritu maligno había hecho su morada en el interior de la montaña. Los españoles, cuando se quedaron sin pólvora durante los tiempos de la conquista, ascendieron la más alta cumbre, pero nunca penetraron a ninguna distancia hacia el cráter, habiendo podido