Congreso de Colombia no podrá resistir la amable solicitud."
El Señor Valasquez respondió que él no podía responder por el Congreso mexicano como órgano; este debe hablar por sí mismo en su capacidad libre y soberana; pero él gustosamente comprometería su apoyo personal a tal medida.
El Presidente Juárez entonces se paró, y en un breve discurso estableció los meritos de tal proyecto, pronunciándolo el gran trabajo de la América republicana y la civilización moderna. Por su parte daría al proyecto toda la asistencia y el apoyo en su poder, y confiaba que el Sr. Seward, así como el mismo, pudiera vivir para ver la noble labor realizada. Acto seguido, todos los invitados en la mesa, muchos de los cuales eran miembros del Congreso mexicano, se levantaron, e hicieron vibrar el salón con entusiastas vivas para el Canal de Barcos de Darién.
El banquete y baile terminaron al mismo tiempo al amanecer, y terminaron las ovaciones oficiales al Sr. Seward en la Ciudad de México.
Cuanto más se ve al Presidente Juárez, lo más que el impresiona con la convicción de ser un gran hombre, en la máximo acepción de la palabra. En persona, él está por debajo de la altura media de los hombres de la raza anglosajona, y él esta construido robustamente sin tender a corpulencia. En su vestido es sumamente simple, pero no fastidiosamente arregaldo. Nadie nunca lo ve sin un traje de popelina negra, capa de vestir, sombrero negro de moda parisina, y botas cuidadosamente pulidas. La única variación es en ocasiones sociales importantes como esta, cuando se pone guantes y corbata blanca, en lugar de los habituales negros.
