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CORTESÍA MAL ENTENDIDA.

come para llevarlo contigo. Él no, con toda probabilidad, espera que aceptes la oferta; pero si eres ignorante o mal educado para hacerlo, él ocultará su disgusto, si siente alguno, y te permitirá llevar cualquier cosa que te guste, sin importar que tan difícil le sea deshacerse de la pieza.

Los resultados son a veces ridículos, incluso dolorosos que siguen del malentendido del valor real de las corteses expresiones hechas por una anfitriona a un invitado. Recuerdo el caso de una señora inglesa que estaba de visita en México, y al conocer a una familia rica y de posición, un día le ofrecieron un hermoso y valioso juego de esmeraldas y diamantes, que habían estado en la familia por generaciones. Le dijeron, desde luego, que era bienvenida para llevárselo, y ella con la inocencia de su corazón lo hizo.

VENDEDORA DE VEGETALES.

El resultado fue, que amigos mutuos supieron del caso, se vieron obligados a ir con ella y explicar cómo estaban las cosas, mucho para su mortificación. Regresó de inmediato las joyas con la explicación de que al probárselo, encontró que no hacían juego con su complexión y estilo de vestido, y ofreciendo de regreso por la cor-