vino a informar al Sr. Seward, que la corriente era demasiado alta para permitir que de la de paso las carretas, pero que durante la noche podría bajar. Luego pondrían las ruedas de un lado de la carreta en un barco, y los de la otra parte en un segundo, y así los vehículos pesados pasarían. Mientras tanto, él y todo lo que tenía estaba "al "servicio de su excelencia. Tenía dos carretas en tolerables condiciones, que estaba listo para enganche que nos llevarán a tres leguas más a la "Hacienda Calera," la de residencia Don Juan Fermín Huarte, donde fuimos a pasar la noche. El anciano nos dijo que tenía unos 4,500 acres de tierra con la mejor azúcar, algodón, maíz indio en América, y no sabía exactamente cuántas, aunque un buen número de millas cuadradas de buena pastura en este rancho, que él me vendería [alguno inicuamente me representó como hombre mas ricos del grupo] por $ 8,000 en oro. Tenía unas millas de vacas, todas de buena raza, aunque pequeñas, que él también podría vender barato. Puede haber 2,000 o 10,000, pero él no se fijaría sobre unos cientos en absoluto. Quería moverse a un rancho grande en algún lugar en el interior. Acepté pensarlo hasta mi regreso, y darle mi respuesta entonces. Confío en que él no se cansará y morirá esperando escuchar de mí.
Cena, consistiendo en una variedad de carnes, verduras, frutas, dulces, y vinos, se colocó sobre la mesa, y aprovecho la ocasión para decir que una limpiadora, mejor cocida, mejor servida Cena no podía obtenerse en cualquier hotel de los Estados Unidos, aunque hubo señal de estufa, alfombra o incluso piso en el local.
Al atardecer, vimos el tren de mulas con nuestro equipaje
