Página:Pensamientos (Rousseau) - Tomo II.djvu/207

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deseos á sus fuerzas, sentirán bien poco la privacion de lo que no esté en su poder conseguir.

El niño que solo conoce las necesidades físicas, solo llora cuando padece; y esto es una gran ventaja, porque entónces se sabe á punto fijo cuando necesita de socorro, y no debe tardarse un momento en darsele si es posible. Pero si no podeis aliviarle, tranquilizaos sin halagarle para que calle: vuestras caricias no curarán su mal, y sin embargo él se acordará muy bien de lo que debe hacer para que se le halague; y si una vez logra ocuparos á su voluntad, es vuestro amo, y todo se ha perdido.

Los largos lloros de un niño que ni está atado ni enfermo, y que de nada carece, son únicamente lloros de costumbre y de obstinacion: no son obra de la naturaleza, sino de la nodriza, que por no saber tolerar su importunidad la multiplica, sin pensaren que haciendo callar á un niño hoy, se le escita á llorar mas mañana.

El único medio de curar ó prevenir esta costumbre es no hacer ningun caso de ella: nadie gusta de tomarse un trabajo inútil, ni tampoco los niños; son obstinados en sus