Página:Platón - La República (1805), Tomo 1.djvu/144

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entre ellos, volvióse casualmente la piedra de la sortija ácia la palma de la mano, con lo qual quedó invisible á los que con él estaban, en términos que hablaban de él como si estuviese ausente. Admirado de este prodigio, moviendo otra vez el anillo, volvió la piedra hácia la parte de afuera, con cuyo movimiento se hizo de nuevo visible. Advirtiólo él, y con mayor cuidado observó por varias experiencias si el anillo tenia tal virtud. En efecto descubrió que quando volvia la piedra ácia dentro se hacia invisible, y visible quando la volvia ácia fuera. Hecha esta experiencia, procuró inmediatamente que le nombrasen por uno de los dos enviados, que debían ir á dar cuenta al Rey. Llegado pues a palacio y adulterando con la Reyna, resolvió con su ayuda matar al Rey y apoderarse del trono (2)

Si hubiera pues dos anillos como éste, de los quales poseyese uno el hombre de bien, y otro el malo, parece que no habia de encontrarse nadie de un carácter tan firme, que perserverára en la justicia y se abstuviera de llegar á los bienes de otro, aunque pudiese impunemente, tomar de la plaza pública quanto tuviese en voluntad, y entrándose en las casas, abusar de toda clase de personas, matar á unos, libertar de las cárceles á otros, y hacer entre los hombres quanto le diese la gana, con un poder igual al de los dioses. Obrando de este modo, en nada se diferenciaria, uno de otro, sino que entrambos á dos seguirian unas pisadas, y se dirigirian al