Página:Platón - La República (1805), Tomo 1.djvu/152

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bien ó malo, nada importa, puede hacerle el mal que quiera á muy poca (12) costa; pues segun dicen, tienen ellos ciertos secretos, unos suaves y otros violentos para atar el poder de los dioses, y disponer á su arbitrio. Confirman ellos todo esto con autoridades de los poetas. Para probar quán fácil es el ser malo, citan estos versos de Hesiodo [1], que se puede ir en quadrilla trás el vicio, que el camino es liso y llano, y que está muy cerca de cada uno de nosotros; que al contrario pusieron los dioses delante de la virtud los sudores y trabajos, y que el sendero que allí nos conduce es largo y escabroso. Y para mostrar que es muy fácil aplacar á los dioses, traen por testigo á Homero [2] que dice: los dioses mismos se dexan doblar; y quando los hombres han traspasado su ley, se les puede aplacar con sacrificios, ofrendas, libaciones y sahumerios. En quanto á los ritos de los sacrificios, llevan consigo una multitud de libros compuestos por Museo y por Orpheo (13), descendientes, segun dicen, ésta de las Musas, y aquel de la luna, por los quales se gobiernan, haciendo creer, no solo á particulares, sino á ciudades enteras, que por medio de los sacrificios y de los regocijos de los juegos pueden expiarse los pecados tanto de los que aún viven, como de los que ya finaron. Teletas llaman á los sacrificios instituidos para

  1. Oper. et. die. v. 287.
  2. Ilia. 9. v. 493.