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XXVI Biblioteca de los Americanistas.

en las comisiones que se le confiaban, fué desde entonces el preferido para el desempeño de las más arduas, que eran seguramente en aquellas circunstancias las de explorar el terreno y adquirir comestibles. Merced en gran parte debida á los oficios de este incansable soldado, consiguió Cortés llegar á Hucayala ó Acala la Grande, porque había también Acala la Chica, y que los caciques le recibiesen con grandes muestras de amor y muchos bastimentos, le informasen que á ocho jornadas de allí había hombres barbudos como los españoles, y que, el camino que había de seguir hasta aquel punto, se lo diesen pintado en unas mantas, donde trazaron los ríos y ciénagas y atolladeros que habían de pasar.

Para corresponder Cortés á la fineza de aquellos indios, accedió complaciente al ruego que le hicieron de someter á unos pueblos circunvecinos que les daban guerra. Comisionó al efecto á Diego Mazariegos, primo del gobernador interino de Mexico Alonso de Estrada, al cual, para que no malograse la facción, por ser nuevo en tierra de Indias, le aconsejó que llevara consigo á Bernal Díaz, soldado práctico y capaz para tales actos y que «lo que yo le aconsejase (dice él mismo) no saliese dello.» Y así lo hizo. «No quisiera, añade nuestro soldado, escribir esto en esta relación, porque no pareciese que me jactanciaba dello; y no lo escribiera, sino porque fué público en todo el real, y aun después lo vi escrito de molde en unas cartas que Cortés escribió á su Majestad, haciéndole saber todo lo que pasaba, y el viaje de Honduras: y por esta causa lo escribo.»

Terminada satisfactorianente la empresa, volvieron contentos al real Mazariegos y Díaz, dirigiendo por el río muchas canoas llenas de bastimentos; pero pronto la alegría que traían se anubló y fué reemplazada por la lástima que les produjo la ejecución de Cuauhtemotzin y de su primo el cacique de Tacuba y de otros principales señores mexicanos,[1] á quienes Cortés mandó ahorcar por sospe-

  1. Así lo dice Bernal Díaz y esclarece Clavijero, afirmando (tomo II,