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Escena XVII[editar]

DICHOS, DOÑA ROSA, y DOÑA VENTURA por la izquierda.


DOÑA ROSA. -¡Toma! ¡Si se están riendo! Perdone usted, papá; oímos tanto ruido que temíamos...

MARQUÉS DEL ROBLE. -Nada, hija mía... El señor, que nos estaba contando... ¡Ah!, señorita (a DOÑA VENTURA), acérquese usted. Señor Almazán, aquí tiene usted la persona que equivocada al oír su nombre de usted, que se parece un poco al suyo, ocupó su asiento de usted en la diligencia de Valencia, en vez de subir en la de Vitoria.

D. VENTURA ALMAZÁN. -Conque fue esta señorita la que...

MARQUÉS DEL ROBLE. -Sí señor: usted se llama don Ventura Almazán, y esta señorita doña Ventura Bazán; ya ve usted...

D. CENÓN CARCOMA. -¿Bazán dice usted? Hombre, he conocido mucho un valiente oficial del mismo apellido.

D.ª VENTURA BAZÁN. -¿En el Quintanar de la Orden?

D. CENÓN CARCOMA. -Sí señora. Vivía en mi misma casa: de esto hará unos veinte años. Vaya si me acuerdo; como que serví yo de testigo en su boda con una guapa chica que llamaban doña Rosa, y...

D.ª VENTURA BAZÁN. -¿Doña Rosa Calvo?

D. CENÓN CARCOMA. -Justamente.

MARQUÉS DEL ROBLE. -¡Rosa Calvo!

D.ª VENTURA BAZÁN. -¡Esa era mi madre!

MARQUÉS DEL ROBLE. -¡Su madre de usted! ¡Dios mío! ¡Ah! Diga usted, ¿de dónde era?

D.ª VENTURA BAZÁN. -De Tuy.

MARQUÉS DEL ROBLE. -¡No hay duda!... Abrázame, Ventura..., yo soy tu tío.

TODOS. -¡Su tío!

MARQUÉS DEL ROBLE. -Sí, sí: esta es hija de aquella hermana a quien amé tanto, y que en vano he buscado desde mi vuelta a España.

D.ª VENTURA BAZÁN. -¡Es posible! ¡Qué felicidad!

MARQUÉS DEL ROBLE. -¡Pobre Rosa! ¡Pobre hermana mía! He aquí la que va a reemplazate. Ventura, ya no te separarás de mí. Tú serás también hija mía.

DON CARLOS. -¡Hija de usted! Eso no puede ser sino de un modo.

MARQUÉS DEL ROBLE. -¿Cómo?

DON CARLOS. -Casándose conmigo.

MARQUÉS DEL ROBLE. -¡Ah bribonzuelo! Por mí..., si ella consiente...

DOÑA ROSA. -Si tú consientes..., oyes, primita. (Con malicia.)

D.ª VENTURA BAZÁN. -¡Tantas felicidades en un día!

MARQUÉS DEL ROBLE. -¡Y en qué poco ha estado que no te viese jamás! (Abrazándola.)

D. VENTURA ALMAZÁN. -A mí..., a mí se me debe todo; sí señor. Si yo no me llamara Ventura Almazán, si no hubiera faltado a la hora de la diligencia..., esta señorita se hubiera ido a Burgos, no hubiera venido a la quinta, usted no hubiera hallado a su sobrina, ni el señor se hubiera casado con su prima. Conque a mí, a mí es a quien todo el mundo debe dar las gracias.

D. CENÓN CARCOMA. -Menos yo, señor Almazán. Si usted hubiera llegado dos días antes, se hubiera casado con mi sobrina, y luego...

D. VENTURA ALMAZÁN. -Y luego hubiera llegado el regimiento, y yo me hubiera coronado de gloria, ¿no es esto? Muchas gracias, señor don Cenón; mejor estoy así.

MARQUÉS DEL ROBLE. -Tiene razón. Señores, el cambio de diligencia ha venido bien a todos, porque tengan ustedes entendido que en este mundo nada sucede que no deba suceder, y muchas veces se suele acertar errando.