Al joven meditador José Ortega y Gasset
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A ti laurel y yedra corónente, dilecto de Sofía, arquitecto. Cincel, martillo y piedra y masones te sirvan; las montañas de Guadarrama frío te brinden el azul de sus entrañas, meditador de otro Escorial sombrío, y que Felipe austero, al borde de su regia sepultura, asome a ver la nueva arquitectura y bendiga la prole de Lutero.