Bañábame, Rengo amigo,
con Fresia en aquesta fuente
cuando miro de repente
todo el infierno conmigo.
Del agua brotaban llamas,
y en medio dellas, Pillán
me dijo: «¡Oh, gran Capitán,
que tu heroico nombre infamas!
El español don García,
aunque la mar alteré
con tempestad que formé
que al cielo temor ponía,
ya llegó a la Concepción,
tomó puerto en Talcaguano,
pasó a tierra firme; en vano
intento su perdición,
que en Penco ha formado un fuerte
donde defenderse piensa
de vuestra araucana ofensa,
a quien promete la muerte.
Toma las armas, intenta
que antes que su gente llegue
mueran y el paso les niegue
que buscan con vuestra afrenta.