Ay dulce puerta, en cuyo mármol cargas
Apariencia
- Soneto 119
¡Ay dulce puerta en cuyo mármol cargas, dueño cruel, las armas homicidas, empresa y sepultura de las vidas, que para fin tan miserable alargas! ¡Ay piedras que a mis lágrimas amargas, con ser piedras, estáis enternecidas, en quien son y serán entretenidas de mi corto vivir las horas largas! Yo os adoro y respeto por aquélla, cuy retrato sois, porque sin duda alguna alma de piedra vive en ella, tan dura, helada y de calor desnuda, para dar a mi llanto una centella que sólo os diferencia en que se muda.