Buenos Aires: 40

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Buenos Aires desde setenta años atrás
Capítulo XXXIX​ de José Antonio Wilde


La lotería. -Los billeteros de aquellos días. -Seña y contraseña. -¡Viva Clavijo! -Los esclavos y la lotería.


I[editar]

Allá por el año 1816 hasta 1821 se jugaba una lotería -creo que por cuenta de la Hermandad de Caridad-, que se efectuaba en armonía con el atraso en materia administrativa de aquellos tiempos.

El billete se vendía a 10 centavos; para efectuar esta venta se ponía en la esquina de cada cuadra un hombre a quien se le llamaba lotero, que estaba sentado teniendo por delante una mesita con los papeles necesarios rayados y numerados, un enorme tintero y arenillero de estaño, una larga pluma de ganso, etc. Cuando se retiraban de noche, dejaban la mesita en el zaguán de alguna casa inmediata.

El que quería comprar una o más cédulas, que así se llamaban los números, que eran unos papelitos de dos pulgadas cuadradas, numerados y al reverso llevaba escrita la contraseña, le decía al lotero: -«Quiero una cédula» -«¿Qué quiere usted poner?» -le preguntaba aquél, calándose ya las antiparras. -«Ponga usted» -contestaba el comprador- «San Antonio, dame suerte», -«¿y de contraseña?» -«Ánimas benditas.»

Esta se transcribía en el reverso del pequeño billete que contenía el número elegido.


II[editar]

La lotería se jugaba todos los martes en la plaza de la Victoria, delante del Cabildo, y en presencia del pueblo, a la una del día.

Unos muchachos sacaban de los globos los números y un andaluz llamado Clavijo los repetía en alta voz. A cada suerte que salía el populacho gritaba: ¡viva Clavijo! Las suertes eran de cien pesos y una entre ellas de trescientos. Sólo había ocho o diez suertes y los extractos impresos se entregaban a los loteros a quienes ocurrían los interesados a saber si sus números habían obtenido premio.


III[editar]

Como en ese tiempo, como nuestros lectores saben, había esclavos, éstos entraban con interés a tomar un billetito todas las semanas, y como éste sólo valía 10 centavos, tenían casi siempre cómo comprarlo y sucedió más de una vez, que uno de estos desgraciados se sacase una de 300 pesos y con ellos rescatase su libertad.

Los extractos se publicaban con la seña y contraseña, en esta forma: por ejemplo:

«Virgen del Carmen, dame suerte.»

Contraseña. -«Alma de mi abuela, con 100 pesos, número 240.»

«La calva de Clavijo». -Contraseña. -«Jesús me ampare, con 100 pesos, número 350.»

Tal era la lotería de aquellos días.