Cancionero (Petrarca)/Lleno de la inefable y gran terneza

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Lleno de la inefable y gran terneza,
que por mis ojos de su faz conquisto
desde el día que ojalá no hubieran visto
por nunca ver después menor belleza,

dejé lo que más quiero; y tal ya aveza
mi mente a ver aquella por que existo,
que otro no ve, y aun si lo ve es malquisto,
y odia y desprecia al fin como vileza.

Llegué con solo Amor, tardo y pensoso,
a un valle que cerrado en toda boca
alivia el amargor de mi suspiro,

donde no damas, sino fuente y roca
hallo, y la imagen de aquel día hermoso
que me figuro ver doquiera miro.