Cancionero (Petrarca)/Muerte ha apagado el Sol que me cegaba

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Muerte ha apagado el Sol que me cegaba,
y en tinieblas mi vista ha hecho sumirse;
roble y olmo el laurel veo convertirse;
tierra es la que frío y calor daba:

y, viendo así mi bien, el mal no acaba.
No es ya quien hace en el temor hundirse
mi cuidado, o helarse o consumirse,
ni quien de fe lo llena o daño agrava.

Fuera del alcance del que inferna,
que me hizo largo daño, hoy amanezco
y me hallo en libertad amarga y tierna;

y ante el Señor al que amo y agradezco,
que el Cielo con el ceño ata y gobierna,
cansado y satisfecho comparezco.