Cancionero (Petrarca)/No puede hacer amargo el dulce gesto

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No puede hacer amargo el dulce gesto
la Muerte, pero él sí dulce ella.
¿Qué guarda he de querer, si no es aquella
que me guía a todo bien recto y honesto?

Y Aquel que a dar Su sangre fue dispuesto,
y abrió la puerta que el Infierno sella,
con su muerte conforta mi querella.
Ven, Muerte, pues; que estoy para ti presto.

No tardes; que tu tiempo es hoy venido;
y, si ahora no, pervino en aquel punto
que ella partió muriendo de esta vida.

Desde entonces un día no he vivido;
con ella fui, y con ella al fin me junto,
y es mi jornada con su pie concluida.