Cancionero (Petrarca)/Pasado el tiempo, ¡ay triste!, es ya que tanto

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Pasado el tiempo, ¡ay triste!, es ya que tanto
fresco en mitad del fuego yo vivía;
pasada aquella a quien lloré y servía,
y me ha dejado sólo pluma y llanto;

pasado el gesto aquel hermoso y santo,
que, pasando, sus ojos en mí hundía
y en este coranzón que la seguía,
envuelto entonces por su bello manto.

Ella se lo ha llevado a tumba y cielo,
donde hoy triunfa del lauro coronada
que mereció su castidad honesta.

¡Así, ay, yo fuese libre ya del velo
mortal que el alma tiene aquí encerrada,
sin suspiro ni lágrima molesta!