Carta de Don Jaime al Marqués de Villores sobre el Manifiesto de los Jefes Regionales

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Mi querido Villores:

Después del largo período de inacción forzosa en que hemos vivido, muchas son las regiones en que se ha hecho indispensable una reorganización de nuestra fuerza. Los cuadros directivos han sido muchas veces destruidos por la acción del tiempo. Por ello, y para evitar una dispersión de la actividad de los míos, conviene que se vaya a la reorganización completa de nuestros elementos.

Quedarán, pues, en plazo breve ultimados los trabajos preparatorios de esta reorganización en todos los pueblos donde contamos con fuerzas suficientes, haciéndose las designaciones de representantes jaimistas, según lo que propusieron mis leales y yo mismo aprobé.

Para facilitar esta labor, ratifico en su puesto a todos los jefes regionales, y procedo a cubrir las vacantes que en la actualidad existen.

He leído con interés el documento redactado por los jefes regionales y representantes de los Consejos, y apruebo su espíritu, debiendo recordar a este propósito el marcadísimo interés que me inspira la cuestión social, objeto esencialísimo de mis preocupaciones por el porvenir cercano de nuestra Patria. También apruebo, muy de corazón, todo lo que atañe a las aspiraciones regionales de nuestro pueblo, que comparto plenamente.

Se habla ya mucho de alianzas políticas en vista de unas posibles elecciones, que yo creo bastante lejanas. Debo recordarte, a este propósito, que la cuestión electoral no es precisamente la que más debe interesar a nuestro partido. España ha sufrido mucho del exceso de parlamentarismo, y no debemos tener una fe excesiva en esta futura consulta popular. En cada región obrarán mis leales según las conveniencias locales, pero deben inclinarse siempre los míos a alianzas con elementos patriotas amigos del orden y de la idea regionalista, y que no sostengan a Gobiernos «adversos a la dinastía legítima», cuyos derechos tengo yo el deber de defender enérgicamente.

Dios te guarde.

Tu afectísimo,

JAIME

París, 31 de mayo de 1930.