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Diálogos familiares/Diálogo tercero

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

DIALOGO TERCERO

entre dos damas,
llamadas doña Maria, Y doña Anna.


Doña Anna. En el alma me pesa que v. m. me haya ganado por la mano, yo dezia a mi Escudero fuesse a sauer si la allaria en casa, porque queria ir a vesarle las manos, y cumplir con mi obligacion.
Doña Maria. La mia es de hazerlo; suplicando a v. m. me perdone el no hauer lo hecho antes: la causa hasido la enfermedad de Don Diego.
D. A. Que es lo que v. m. me dize? el señor Don Diego ha estado malo?
D. M. Si lo ha estado me pregta como? ha psado morir.

D. A. Poruida de francisquito que no lo he sauido.

Que enfermedad ha tenido?
D. M. Vn dolor de costado, que en cinco dias los Medicos le hauian desauciado.
D. A. Agrauio me ha echo v. m. en no abisarmepues saue quan seruidora le soy.
D. M. V. m. me hace en todo merced: fue tan repentina la enfermedad, que no me dio lugar para reboluerme, ni pensar en lo que deuia: gracias sean dadas a Dios, que me ha mirado, con ojos de piedad.
D. A. Como se alla aora?
D. M. A seruicio de v. m. fuera de peligro.
D. A. Leuanta se?
D. M. Oy ha sido el primer dia.
D. A. Que medico le ha visitado?
D. M. El Dotor Martinez, que sin duda es el mejor de España.
D. A. Sangra mucho.
D. M. Mi marido tenia grade necesidad dello.
D. A. Lo que es bueno para el higado: es malo para el bao para vnas enfermedades es bueno el sangrar mucho, y para otras no. El mesmo nos contaba, que se hauia hallado en vna consulta el otro dia, donde estaban seys medicos, entre losquales no se allaron dos de un mesmo parecer.
D. M. Si va ha dezir la verdad; creo que los Medicos hazen como zandajuelo vno de los mas famosos de granada, el qual tenia todas las enfermedades ordinarias escritas en vn papel, y las purgas, jaraues, y otras medicinas en otro, y quando le llamab para que visitasse algun enfermo, no queria que le dixessen que enfermedad tenia, porque daba a entender que en viendo al enfermo, y en tocando le el pulso conocia la enfermedad, y su malicia. Nunca recetaba en casa del enfermo, porque segun el dezia nengun medico hauia de ordenar nada, sin estudiar lo primero (como seria justo que lo hiziessen) asi lo hazia nuestro buen zandajuelo, porque en llegando a su casa, tomaba los dos papeles, y sobre el de las enfermedades dexaba caer vn dado, y quantos señalaua, tantas eran las enfermedades que aquel enfermo tenia, mas la principal era la sobre quien el dado se paraba: lo mesmo hazia sobre el papel de las medicinas, y la que el dado tocaba era la que ordenaba, y tantas vezes la repetia quantas el pintaba: quando tornaba para ordenar, eran tantas las arengas que hazia, los discursos que formaba, y las racones con que mostraba el orijen, y fundamento del mal..
— que aunque al enfermo le doliesse la cabea, le hazia creer que era la mano, o el pie: el mundo se iba tras el, y eran tantas las curas, que de ordinario hazia, que su fama se estendio por España, y de toda ella lo enbiaban a buscar: a la ora de su muerte confeso a vn amigo suyo el modo que en curar tenia, y dixo que pensaua hauer cumplido bien con su oficio, y mejor que los otos, porque el dexaba en las manos de Dios, y de la suerte, el sauer la enfermedad, y la medicina propria para ella, mas que los otros, o con malicia, o con ignorancia mataban muchos hombres.
D. A. Dios me libre de tal gente: lo peor que ay es, que mal que nos pese hemos de venir vn dia a caer en sus manos.
D. M. A doña Ysauel de Medrano ha pensado matar vn medico, con una purga.
D. A. Esta en esta ciudad ?
D. M. Como si esta? v. m. se desayuna aora de eso?
D. A. No ha sino quatro dias que me dixo su suegra hauia receuido cartas, que no vendrian en seys meses.
D. M. Verdad es que su hijo asi lo escriuio, y vrdio, pero vno piensa el vayo, y otro quien lo ensilla.
D. A. Cuenteme v. m. lo que pasa que me tiene suspensa.
D. M. V. m. saue bien los altivaxos que en este casamiento huuo, y la contradicion de los parientes de Doña Ysauel, porque conocian bien que Don Martin Nuñez seria siempre el mesmo, que Quien malas mañas ha: tarde, o nunca las perdera, y Quien ruyen es en su villa: tambien lo sera en Seuilla, y aun Quien hace vn cesto hara cieto. Finalmente se casaron, y acabada la boda, y torna
boda, el marido persuadio con buenas palabras a la buena Señora, que fuessen en romeria a Santiago de Galicia: ella se lo creyo. Quien cree de ligero, agua coje en arnero, y Quien mal no haze: en mal no piensa. Tomaron todas las joyas de oro, plata, y piedras preciosas, que Doña Ysabel tenia muchas, y muy buenas, y con grande cantidad de dineros se pusieron en camino, en compañia de dos amigos de Don Martin, tales como el, que como dicen. Dime con quien viues, y dir te he que mañas has, y de no con quien naces, sino con quien paces, vna oveja sarnosa: hara ciento. Fue con ellos la Ordoñez.
D. A. Quien es esa Ordoñez?
D. M. Vna de las mas malas mugeres del mundo: vna putilla, que ha rebuelto mas casas que pelos tiene en la cauea, (que son tan pocos, que se pueden bien contar, porque siempre esta llena de buas.) D. A. Y como permitio Doña Ysauel, que la acompañase vna tan mala hembra?

D. M. No lo sauia la pobre señora. Prosiguiendo mi cuento con esta copañia, dos criados, y vna criada: en vn coche de retorno llegaron a Segouia, y despues de hauer visto la puente, que dizen hizo el diablo, y otras cosas curiosas de aquel lugar.

Don Martin rogo a todas fuess a veer con el vna prima suya Religiosa, que en aquella ciudad estaba, hauiendo la visto: a Doña Ysabel, le tomo gana de entrar a veer el monasterio, porque su marido se lo persuadio: entraron solas las mugeres, y los hombres hizieron. La yda del cueruo marino, que fue, y nunca vino. Estando avn dentro la señora doña Ysabel, la Ordoñez, y su criada. La Abade—
sa reciuio vna carta de Don Martin, en que le suplicaba entretubiesse alli a su muger, entretanto, que el iba al escurial por vn negocio de grande importancia, de donde tornaria dtro de dos dias: losquales no eran avn cumplidos quando reciuio otra, en que la rogaua no dexase salir a su muger hasta que voluisse, por que el Rey le mandaua ir con vna embaxada a Francia, y que dentro de seys meses tornaria: Suplicando le tubiesse grande cuenta con la Ordoñez, porque era vna muger disoluta, y que si la castigaba, y hazia hazer penitencia, haria vn sacrificio muy agradable a Dios. Doña Ysauel quedo muerta, la Ordoñez hecha vn diablo, y la pobre criada, sin saber que dezir de tal carta.
D. A. Iesus! que me cuenta v. m.? que daron les algunas joyas, o dineros?
D. M. Como en mi ojo: todo se lo llebo Don Martin.
D. A. Y era verdad, que iba a Francia?

D. M. Como v. m. fuesse a las Indias, adonde segun he oydo dezir, entretiene vna hermosa Indiana.

Finalmente doña Ysabel escriuio a vn tio suyo, que alcabo de dos meses de reclusion, ha ydo por ella, y llegaron el jueues a la tarde, adonde queriendo se purgar, vn Medico le ha dado vna veuida tan fuerte, que ha pensado morir.
D. A. Poruida de quien soy, que es vna historia estraña, pero digame v. m. que hauia hecho la Ordoñez a Don Martin, que tan mal la queria.
D. M. Es otra historia aparte. D. Martin, entretenia a la Ordoñez muy honrradamente, y vn dia yendo a su casa al anochecer, tomo la llaue de la puerta como solia, y estando acostado: oyo ron—
car de vaxo de su cama, y preguntando a la Ordoñez, quien roncaua en su aposento, le dixo que era vn cordero, que hauia comprado para Pascua, y para prueua dello, le comeno allamar, y el ha responder valando, mas, ni el valido, ni ronquido le parecieron a Don Martin naturales, y a si leuantando se con su espada desnuda, comeno a puncar de vaxo su cama: el cordero, cabrito, o cabron, comeno a hablar pidiendo perdon, y misericordia, hizo venir Don Martin a sus criados, con vna acha, y allaron vn reuerendo fray le vestido como seglar: hizieron lo des nudar, y despues de hauer le muy bien aotado, en compañia de la Ordoñez; aguardaron a que fuesse entrado el dia, y pusier al pobre diablo en cueros en medio la calle, el qual como se vio desnudo, comeno a correr por medio del lugar diziendo: dexen me pasar, que va sobre apuesta: siguieron le grande cantidad de mochachos: el se des cabullo de llos lo mejor que pudo, y se metio en vn montecillo que esta vna legua de la ciudad: jamas se ha sauido quien era, ni de que Religion. Por esta burla Don Martin tenia grande ojaria a la Ordoñez, la pobre penso que este enojo se le hauia ya pasado, y que queria reconciliar se con ella, pero salio le al reues, porque la Abadesa queriendo la poner vn poco en pretina, no solo no lo queria sufrir, pero dezia le mil insolcias, lasquales fuero causa que la encerraron en vn aposto, y le han hecho ayunar toda la Quaresma a pan, y agua: dado le muy amenudo la diciplina, ella doua al diablo al muerto, y aun aquien lo lloraua, pero a mas no poder, paciencia, y barajar.
D. A. Yo creo que ni ella podria sufrir la austeridad
de aquellas buenas Religiosas, ni ellas su insolencia.
D. M. Asi es, porque cada obexa con su pareja, ella se encontro con quien se las entendia, mas por no hechar la soga tras el caldero, sufrio la tanda, y me han dicho que vino a amar tanto a la Abadesa, que le hazia mil caricias.

D. M. Manos besa hombre, que le querria veer cortada hizo muy bien en hazer de la necesidad virtud, la stima me haze la pobre doña Ysabel. Quien presto se determina, presto se arrepiente, no quiso escuchar a los que le aconsejauan su prouecho.

Quien no cree a buena madre, creera a mala madrastra.
D. M. Que le parece a v. m. de la locura de doña Antonia?
D. A. Para entre nosotras no se de donde le viene tanto toldo, porque no ha seys meses que traya vna ropa de vurato, y ayer la vi en el sermo, co vna de raso morado aforrada de tafetan blanco, y vna vasquiña de tela de plata: no se puede negar, sino que tiene buen talle: con las dos manos le podian tomar la cintura: las cuchilladas de la ropa tomadas co presillas de oro: vn verdugado tan grande, que a penas podia entrar por la puerta de la Capilla.
D. M. Tabien yo la vi, y me espante: porque bien sauemos qui en es ella, y quien su marido.
D. A. Despues que el Duque del infantado entra en su casa, ha comenado ha dezir le bien el naype.
D. M. Alla se lo haya Marta, con sus pollos. Los cuidados del asno matan al Obispo: pues su marido gusta de llo yo tambien.
D. A. La cadena que llebaba el otro dia la rifaron quatro Caualleros, y el que la gano se la dio: si el Duque lo saue no les arriendo la ganancia.
D. M. Quien era por vida de v. m. ?
D. A. No querria dezir lo a nadie, aunque diziendo se lo a v. m. are cuenta que nenguno lo sabe. Don Iuan Vrtado se la dio.
D. M. No me dize v. m. nada de nueuo: porque mas ha de quince dias que doña Catelina Mdez me conto la amistad de esta muger con ese cauallero.
D. A. Yo se la conte a ella en secreto.
D. M. Las mugeres no lo podemos guardar si nos lo encargan. A este proposito contare a v. m. lo que sucedio ocho dias ha en nuestra calle, si no la canso.
D. A. No lo puede hazer v. m. antes receuire en ello gran merced.
D. M. Fue pues el caso, que la hija del mercader del canton de Santiago estaba preñada, sin sauer lo sus padres, ni persona alguna de la ciudad: yendo pues a ganar el jubileo tomaron le los dolores del parto la pobre moa no sauia que hazer, ni a quien descubrir se: llegando a mi calle: entro en casa de vna conocida suya, y hechando se a sus pies le pidio con lagrimas, y grande encarecimiento la socoriesse, y guardasse su honrra, y la de sus padres: la muger se lo prometio con muchas veras, y asi lo hizo porque con gran secreto embio a buscar vna partera, y vna ama, y dio a criar la criatura. Mas despues de hauer parido: fue necesario dar a la parida vna yema de hueuo, y como ella no la tuuiesse: fue a pedir lo a su vezina diziendo le con grande secreto, que le diesse vn hueuo, para la hija de aquel mercader, que
hauia parido en su casa: encargando le el secreto: su vezina no se allo con lo que le pedia, y asi fue a la otra vezina, haziendo le la mesma arenga, y como tan poco alli allase: paso de vna en vna todas las casas de la calle en cargando a todas secreto de manera que antes que voluiesse a su casa, toda la vezindad sauia el desastre de la pobre moa, y antes de la noche lo sauian todos los de la ciudad.
D. A. Por eso dizen [los hombres, que no hay que fiar en nosotras, y no se engañan mucho, aunque poco mas se puede confiar dellos, porque qual mas qual menos: toda la lana es pelos. y entre ruyn ganado poco ay que escoger.
D. M. Como le ba a doña Luysa con su marido, que me hauian dicho tenian algunas diferencias.
D. A. Al principio ella hazia la desdeñosa, y aora el le paga en la mesma moneda.
D. M. Adonde las dan las toman. Penso yr por lana, y ha buelto trasquilada. Con licencia de v. m. que es tarde.
D. A. Lo mas cierto es que yo no merezco mas tiempo goar de la compañia de v. m.
D. M. V. m. merece tanto, que por parecerme mi conuersacion indigna de ocupar su bue entendimiento me quiero yr: basta lo que la he cansado.
D. A. La conuersacion de v. m. es tan buena, que puede entretener los mejores entendimientos del mundo.
D. M. Veso las manos de v. m. por la que me haze, que aunque sean burlas, no dexo de conocer mi obligacion.
D. A. V. m. saue bien, que no me burlo, pues conoce lo que merece.
D. M. Sera por ser la mas humilde criada de v. m.
D. A. Yo lo soy de v. m.
D. M. Veso las manos de v. m. mil vezes.
D. A. Yo las de v. m. cien mil.
D. M. Yo tornare a subir si v. m. pasa adelante.
D. A. Suplico a v. m. me permita yr hasta la puerta.
D. M. No pasare de aqui si v. m. no se torna.
D. A. Por obedecer a v. m.
Fin del tercer Dialogo.