Discursos oficiales de Salvador Allende/1971/II Reunión Latinoamericana de Colegios Profesionales de Ingenieros
PRONUNCIADAS EN LA II REUNION LATINOAMERICANA DE COLEGIOS PROFESIO-
Y RADIODIFUSION DE LA
Señores Delegados:
En realidad no era mi propósito intervenir esta mañana en este acto tan trascendente. Por ello pedí a mi compañero y amigo, Director de la Oficina de Planificación, con rango de Ministro, que expusiera nuestros pensamientos en relación con los tópicos del temario de esta reunión de ingenieros.
A pesar de estar plenamente de acuerdo con lo que él ha planteado y satisfecho de la forma como ha dado a conocer lo que el Gobierno anhela y estima frente a lo que debe ser el ejercicio y el trabajo del ingeniero, he querido intervenir brevemente después de haber escuchado con bastante atención las palabras del Presidente de esta Conferencia, Eduardo Arriagada, y del Vicepresidente, Sr. Enrique Bastante.
Me he impresionado profundamente, el amplio y serio planteamiento que he escuchado en las tres intervenciones. Y que proyecta, y eso es que quiero destacar, mas allá de la fronteras naturales de cada uno de nuestros países, una concepción integral y amplia frente al Continente Latinoamericano.
Y me parece profundamente significativo que haya madurado en forma tan profunda este pensamiento en los ingenieros, que igual que muchas otras profesiones, se formaron, en la mayoría de nuestros países, con un concepto del ejercicio profesional liberal. Que miraron indiscutiblemente con pasión su labor, su acción, lo que representa el ejercicio de su profesión, que sirvieron a los países en cargos públicos, pero que generalmente limitaron su actividad en el campo amplio, pero restringido, de la iniciativa particular.
De allí que para mi tenga, repito, extraordinaria importancia, esta proyección por sobre nuestra fronteras para mirar a esta América Latina que tendrá que ser algún día un Pueblo-Continente. Y es bueno no olvidar que la tarea que se han impuesto implica la necesidad fundamental de grandes cambios para hacer eficaz la acción que han proyectado.
América Latina un continente potencialmente rico, esta caracterizado dolorosamente por el sufrimiento de sus mayorías nacionales. Basta recordar, y lo puedo decir yo que soy médico, y que tengo si se quiere autoridad para hablarle a los profesionales, porque además de mi acción política he sido cinco años Presidente del Colegio Médico de Chile.
Habrá que recordar que el hombre latinoamericano, en un 52%, se alimenta mal. Habrá que pensar que hay once millones de parados absolutos, que esta cifra se acrecienta extraordinariamente con aquellos que tienen tan solo algún trabajo de temporada. No habrá que olvidar que 19 millones de viviendas faltan en este continente, y nunca dejar de recordar que hay 120 millones de analfabetos y semi-analfabetos. Y en este mundo en que el hombre dialoga en los espacios siderales y transita sobre la luna, hay todavía en América Latina, más de 15 millones de seres humanos que no conocen la moneda como valor de intercambio.
Frente a estas cifras y esta realidad, cuando la brecha tecnológica, como lo dijera Eduardo Arriagada, se hace mucho más amplia entre los países en vías de desarrollo y los países desarrollados, la tarea nuestra, la tarea de los hombres de Latinoamérica, es precisamente la de romper el cerco de la dependencia que nos ha condenado a esta vida, empinarnos por sobre nuestra realidad y mirar hacia el continente que algún día, como lo soñaran nuestros próceres, podrá estar presente en la historia del mundo con la dignidad e independencia que es indispensable. (Aplausos).
Solo quiero insistir, que indiscutiblemente estamos en presencia de cambios. Yo lo he podido apreciar a través de las visitas que he podido, y por suerte, efectuar a Argentina, a Perú, a Ecuador y Colombia. El diálogo con los Mandatarios de otros países, las Declaraciones Conjuntas que hemos hecho, la preocupación profunda, no sólo por acentuar el intercambio y la integración en el campo comercial, sino en el campo cultural, tecnológico y científico. Son hechos que están demostrando que hay un pensamiento que germine y que tendrá que dar sus frutos por el esfuerzo de gobernantes que interpretan el anhelo junto de sus pueblos frente a la realidad que anhelamos.
Como Presidente de un Gobierno Popular, en escala internacional y nacional hemos reafirmado lo que ha señalado Gonzalo Martner, y también el Presidente de ustedes, Eduardo Arriagada, en el sentido del derecho de nuestros pueblos al uso y goce de las riquezas naturales que nos entregara la naturaleza; la recuperación de nuestras riquezas básicas en manos del capital foráneo.
Hemos sentado principios que, indiscutiblemente, tienen vigencia permanente, como es el respeto al pluralismo ideológico, a la autodeterminación y a la no intervención. Y a lo largo de estos viajes en donde encontré la acogida de los Gobernantes, la deferencia de ellos y su hospitalidad generosa y el calor de los pueblos, pude plantear algo que siempre me inquietó y que como Presidente de Chile insistiré: lo necesidad de ir creando una mentalidad que aquí aflore, pero que será más fácil cuando por ejemplo en América Latina haya escuelas fronterizas en donde maestros de distintos países con un mismo origen enseñen a niños de un país, pero sobre la base de una historia común, redactada sin chauvinismo pequeño y en función de la que proyectaron los que nos dieron la independencia política.
Hemos planteado la necesidad imperiosa de que mirando indiscutiblemente lo que representa y significa la economía, esta sea puesta al servicio del hombre de las mayorías nacionales; y hemos destacado cuan fácil es o sería por ejemplo reconocer los derechos de los hombres de latinoamérica para tener asegurada su vida frente a la enfermedad o al accidente en cualquier país en que laboraran.
Y si he querido intervenir en este aspecto, es porque quiero señalar la importancia que, a mi juicio, tiene el que ayer en la ciudad de Antofagasta, después de dos meses de comprometidos en Salta, con el Presidente de Argentina, General Lanusse, hayamos firmado un convenio laboral que implica respetar los derechos de los trabajadores; y al decir trabajadores no hablamos de obreros o campesinos, sino que de empleados, técnicos y profesionales también. Pero fundamentalmente beneficiará a los obreros y campesinos para que puedan tener acceso a una remuneración justa, la que gana el nacional de ese país en que han ido a trabajar. Y más que eso un convenio previsional que permitirá al hombre de Argentina que trabaje en Chile, y al chileno que trabaje en Argentina, la seguridad de tener derechos previsionales, atención médica, subsidio por accidente o por enfermedad y acumular una reserva que se expresará en una jubilación o una pensión para su vejez.
Este caso es importante, y lo decimos nosotros, los chilenos, con un lenguaje agradecido porque trabajan en la Patagonia Argentina cerca de trescientos mil chilenos, que no encontraron la posibilidad de emplear su capacidad en nuestra Patria y que ahora van a encontrar asegurados sus derechos, que es muy importante en el presente y lo es más en el futuro todavía.
Por eso he querido intervenir, porque me parece a mí que en los puntos tocados y que tienen entronque con lo que estoy señalando, hay uno que he consultado al Presidente, y es aquel que plantea la posibilidad de la creación de un Instituto de Información Técnica a nivel Latinoamericano. Yo creo que puede ser esta iniciativa algo que deben patrocinar las universidades. ¡Qué importante! ¡Qué decisivo! Qué trascendente serla que los hombres de América Latina tuvieran, por así decirlo, una organismo centralizador de la información, de la experiencia, de lo que han caminado ya nuestros técnicos en Latinoamérica y al mismo tiempo como camina la investigación científica y tecnológica en los distintos países del mundo al margen de las fronteras políticas que tengan sus Gobiernos.
Yo soy médico y aunque no ejerzo hace años mi profesión, he hecho clases de medicina social. Se lamentablemente que en ese campo por ejemplo se repiten las experiencias y las investigaciones en nuestros propios países gastando tiempo y dinero cuando ya se ha alcanzado un nivel satisfactorio para poder pronunciarse sobre determinados aspectos que vuelven a ser investigados. Como es importante en esta técnica médica comprender por ejemplo, que la medicina social que todavía no se enseña en muchas de las universidades latinoamericanas, es básica, es importantísima, pero al mismo tiempo como no destacar que al frente hay una realidad dramática: es que pueblos pobres no pueden comprar la salud, porque la salud se compra, y a mayor pobreza mayor enfermedad, y a mayor enfermedad, mayor pobreza. Como no va a ser importante señalar los déficits brutales que en este aspecto, y creo que en otras profesiones tenemos agravados. Como se ha dicho aquí firmemente, tanto por Eduardo Arriagada como por Gonzalo Martner, debido al éxodo de nuestros técnicos atraídos por las posibilidades económicas en otras regiones, o bien por la posibilidad científica, lo que sería una explicación aunque nunca una justificación.
En el caso de Chile, por ejemplo, sin desmedro y sin negar lo que otros Gobiernos han hecho, porque jamás renegaré del pasado por que yo se que otros hombres que tuvieron la posibilidad que tengo yo y adoptaron el campo trataron indiscutiblemente de obtener lo mejor para su Patria.
Nos encontramos con una realidad, aquí en Chile que por ejemplo faltan 4 mil médicos y faltan 6 mil o más odontólogos, y nos encontramos con la dramática realidad que faltando médicos hay más de 500 médicos chilenos fuera de la frontera, y hay más de mil quinientas enfermeras universitarias.
Este éxodo de la técnica, está atracción que ejerce la posibilidad de obtener niveles de vida material superior, nos obliga a considerar entonces la necesidad de formar con un espíritu distinto, con una mentalidad diferente al hombre que va a ser el que tendrá la obligación de aportar su capacidad al progreso de nuestros pueblos.
Es importante, indiscutiblemente, señalar que el estimulo material permite la superación, que hay otros valores que nosotros tenemos, indiscutiblemente, que inculcar a nuestra juventud y a nuestros niños. Por eso he hablado desde el comienzo de la necesidad fundamental de empezar a mirar este aspecto en la forma global y esencialmente de los que van a ser los ciudadanos del mañana, y a empezar a hacer cambiar la mentalidad del niño y del joven latinoamericano para emprender las grandes tareas que tenemos por delante y que tienen el acervo de nuestra tradición y de nuestra herencia.
Por eso yo les pido a ustedes que tienen este alto nivel, a ustedes que tienen zonas de influencia trascendente en sus Patrias, a ustedes que se han volcado ahora con inquietud profunda, que yo con satisfacción destaco, a que hagan posible a través de las Universidades, la creación de este Instituto de Información Técnica y Científica que será el factor más fundamental y preciado para el desarrollo común de las grandes tareas que tiene Latinoamérica.
Nosotros los chilenos, en un momento crucial de nuestra vida, cuando un Gobierno ha encontrado el apoyo unánime del Congreso en el que no tiene mayoría, para modificar la Constitución Política y poder racionalizar sus riquezas básicas que como lo he dicho muchas veces, es el sueldo de Chile, como el cobre.
Un Gobierno como el nuestro vive el drama brutal que implica el encontrarse con tecnologías aplicadas o traídas del extranjero y por técnicos que nos han dejado, porque no los hemos echado, frente a la limitación de los nuestros que fueron impedidos de alcanzar los niveles superiores que les hubiera permitido tener la experiencia que hoy reclamamos.
Por eso, porque Chile se enfrenta a una tarea que representa un desafío, y en ese desafío está presente, más que nunca la técnica, es que yo les pido en nombre de un futuro de América Latina que debemos defender, que ustedes vuelquen su empeño y su calor de científicos y técnicos para hacer posible la información y el conocimiento que no nos pueden regatear y que debemos aplicarlos a nuestra propia realidad.
TRANSCRIPCION: OIR
VASM/XGB/mah.cmd.aup.