Don Álvaro o La fuerza del sino: 07
Escena quinta
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Don Álvaro o La fuerza del sino - Primera jornada |
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El teatro representa una sala colgada de damasco, con retratos de familia, escudos de armas y los adornos que se estilaban en el siglo pasado, pero todo deteriorado, y habrá dos balcones, uno cerrado y otro abierto y practicable, por el que se verá un cielo puro, iluminado por la luna, y algunas copas de árboles. Se pondrá en medio una mesa con tapete de damasco, y sobre ella habrá una guitarra, vasos chinescos con flores, y dos candeleros de plata con velas, únicas luces que alumbrarán la escena. Junto a la mesa habrá un sillón. Por la izquierda entrará el MARQUÉS DE CALATRAVA con una palmatoria en la mano, y detrás de él DOÑA LEONOR, y por la derecha entra la CRIADA
MARQUÉS | (Abrazando y besando a su hija.) Buenas noches, hija mía; |
DOÑA LEONOR | (Abatida y turbada.) Buenas noches, padre mío. |
MARQUÉS | Allá para Navidad iremos a la ciudad: |
DOÑA LEONOR | ¿Pues no? ¿qué más puedo anhelar yo? |
MARQUÉS | Los dos lograrán licencia. Ambos tienen mano franca |
DOÑA LEONOR | Dejarlo será mejor a su gusto delicado. |
MARQUÉS | Lo tienen, y muy sobrado: como tú quieras, Leonor. |
CURRA | Si como a usted, señorita, carta blanca se me diera, |
MARQUÉS | Lo que gustes, hija mía. Sabes que el ídolo eres |
DOÑA LEONOR | ¡Padre!... ¡Señor!... (Afligida.) |
MARQUÉS | La alegría vuelva a ti, prenda del alma; |
DOÑA LEONOR | (Echándose en brazos de su padre con gran desconsuelo.) ¡Padre amado!... ¡Padre mío! |
MARQUÉS | Basta, basta... ¿Qué te agita? (Con gran ternura.) |
DOÑA LEONOR | ¡Padre!... ¡Padre! |
MARQUÉS | (Acariciándola y desasiéndose de sus brazos.) Adiós, mi bien. |