Allá voy,
donde me abrirán el pecho
primero que a mi despecho
la puerta, a fee de quien soy.
Mas yo sé que está seguro,
cuando él esté pertinaz. (Éntrese.)
ENRIQUE:
Con un trompeta de paz
viene un capitán al muro. (Toca el trompeta. Entre con él el CAPITÁN CASTRO.)
CAPITÁN CASTRO:
Espera trompeta aquí,
que pienso que me han oido,
y aun por ventura entendido
lo que pretendo de ti.
¡Fuerte plaza! Mucho intenta
Alejandro, mas qué importa,
que cuando la empresa es corta,
en vez de gloria, es afrenta;
que las grandes, y que en ellas
hay gloria solo en buscallas,
siendo imposible acaballas,
¿qué más bien que acometellas?
¡Oh Alejandro valeroso,
a quien tanto España debe,
ya décimo de los nueve,
y más que todos famoso!
Mas ¿qué trato tu alabanza?
Presto estos muros dirán
si es dichoso el capitán,
o el siglo y Rey que lo alcanza.