Desconozco el estilo de tu gusto.
¿Agora en cuatro sauces te detienes,
cuando a negocio, Federico, vienes
de tan grande importancia?
FEDERICO:
Mi disgusto
no me permite, como fuera justo,
más prisa y más cuidado;
antes la gente dejo, fatigado
de varios pensamientos,
y al dosel de estos árboles, que, atentos
a las dormidas ondas de este río,
en su puro cristal, sonoro y frío,
mirando están sus copas,
después que los vistió de verdes ropas,
de mí mismo quisiera retirarme;
que me cansa el hablarme,
del casamiento de mi padre, cuando
pensé heredarle; que si voy mostrando
a nuestra gente gusto, como es justo,
el alma llena de mortal disgusto,
camino a Mantua, de sentido ajeno;
que voy por mi veneno
en ir por mi madrastra, aunque es forzoso.