Cuando en el nido el pajarillo asiste
en larga noche del invierno airado,
y espera el alba, que con rayo helado
baña los montes, y los campos viste:
luego que de jacinto y amatiste
saca el rico cabello coronado,
trueca las pajas al ameno prado,
y en los rayos del sol la noche triste.
Yo, de otra suerte, en noche oscura y fría,
de aquesta cárcel que me dió la suerte,
no doy lugar a la esperanza mía.
¡Desdichado de aquel que de tan fuerte
prisión no espera que amanezca el día,
pues ha de ser la noche de su muerte! (Sale FINEO.)
FINEO:
Bien puedes, en tanto mal,
darme albricias de tu bien.
TESEO:
No sé yo, Fineo, por quién
hablas en estilo igual.
Si es que se acerca el salir
del Minotauro homicida.
¡Quién vió jamás que la vida
diese albricias al morir!