Sí he visto, y siempre me agrada
vuestra persona, y os quiero
bien.
SANCHO
Aquí por merced tanta
os beso los pies mil veces.
DON TELLO
¿Qué [queréis]?
SANCHO
Gran señor, pasan
los años con tanta furia,
que parece que con cartas
van por la posta a la muerte,
y que una breve posada
tiene la vida a la noche,
y la muerte a la mañana.
Vivo solo. Fue mi padre
hombre de bien, que pasaba
sin servir. Acaba en mí
la sucesión de mi casa.
He tratado de casarme
con una doncella honrada,
hija de Nuño de Aibar,
hombre que sus campos labra,
pero que aun tiene paveses
en las ya borradas armas
de su portal, y con ellas,
de aquel tiempo algunas lanzas.
Esto y la virtud de Elvira
-que así la novia se llama-,
me han obligado. Ella quiere,
su padre también se agrada,
mas no sin licencia vuestra;
que me dijo esta mañana
que el señor ha de saber
cuánto se hace y cuánto pasa
desde el vasallo más vil
a la persona más alta
que de su salario vive;
y que los reyes se engañan
si no reparan en esto,
que pocas veces reparan
Yo, señor, tomé el consejo,
y vengo, como él lo manda,
a deciros que me caso.