No hay cosa
cual una pregunta ociosa,
con que más penas me den.
FELICIANO:
No te puedo encarecer
lo que me alegra escucharte,
porque a serlo, solo es parte
querer tú ser su mujer.
Este ha de ser enemigo
de doña Ángela, si muere
su hermano, pues quien lo fuere,
¿cómo puede ser mi amigo?
¿Tengo de tener cuñado
que a doña Ángela persiga?
LEONARDA:
Feliciano, amor te obliga
de un ángel bien empleado.
Por ti no quiero casarme,
que también a mí me dan,
sin conocer a don Juan,
pensamientos de guardarme.
Sin saber por qué, me guardo
de lo que los dos intentan.
FELICIANO:
Por tu vida, que me cuentan
que es el hombre más gallardo
que ha venido de Castilla.
Que en un monasterio está,
donde a visitar le va
lo más noble de Sevilla.
¿Quieres que vaya por él
para que a su hermana vea?