¿Qué mar como el bien querer?
¿Qué golfos como hacer prueba
en un hombre que olvidado
de obligaciones de amor,
cuando profesa valor,
su valor ha amancillado?
Salí por ver si hallaría
el que llama la confianza
cabo de Buena Esperanza,
mas no le tiene la mía.
Y no me anegó la suma
de tanto golfo y rigor;
que no anega el mar a amor
porque es nieto de su espuma.
Hombre con obligaciones
tan precisas de remedio,
con un hijo de por medio,
que suelen ser eslabones
que encadena voluntades,
y en él, el que trujo ha sido
Leteo para su olvido,
no para mis soledades.