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pilas i entenebrece la espresion melancólica de su semblante. Del cuantioso patrimonio de sus antepasados sólo le queda la mezquina porcion de aquella loma: diez cuadras de terreno enclavado en la estensisima hacienda, como un islote en medio del océano.
{{guión|pilas}} i entenebrece la espresion melancólica de su semblante. Del cuantioso patrimonio de sus antepasados sólo le queda la mezquina porcion de aquella loma: diez cuadras de terreno enclavado en la estensisima hacienda, como un islote en medio del océano.


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pilas i entenebrece la espresion melancólica de su semblante. Del cuantioso patrimonio de sus antepasados sólo le queda la mezquina porcion de aquella loma: diez cuadras de terreno enclavado en la estensisima hacienda, como un islote en medio del océano.

 I luego, a la vista de la cerca dormida, de las yerbas i malezas que cubren la hijuela, acuden a su memoria los incidentes i escaramuzas de la guerra que sostiene con el patron, el opulento dueño del fundo, para conservar aquel último resto de la heredad de sus mayores.

 ¡Qué asaltos ha tenido que resistir! ¡Cuántos medios de seduccion, qué de intrigas i de acechanzas para arrancarle una promesa de venta!

 Pero todo se ha estrellado en su tenaz negativa para deshacerse de ese pedazo de tierra en que vió la luz, donde el sol a la hora de la siesta tuesta la curtida piel, i desde el cual la vista descubre tan bellos i vastos horizontes.

 ¡Vender, enajenar!...eso, nunca! Pues, mientras el dinero se va sin dejar rastro, la tierra es eterna, jamas nos abandona. Como madre amorosa nos sustenta sobre si en la vida i abre sus entrañas para recibirnos en ellas cuando se llega la muerte.

 I aquel asedio de que era víctima no hacia sino acrecentar su cariño por el terruño cuya posesion le era mas cara que sus mujeres, que sus hijos, que su existencia misma.

 A sus espaldas álzase la desamparada choza en cuyo interior dos mujeres envueltas en viejos cha-