Diferencia entre revisiones de «Página:13 Cartas del Famoso Conquistador Hernán Cortés.pdf/201»

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los ingenios cubiertas de tablas, y los que iban dentro eran ballesteros y escopeteros, y los demas llevaban picos y azadones y varas de hierro para horadarles las casas y derrocar las albarradas que tenian hechas en las calles. Y en tanto que estos artificios se hacian, no cesaba el combate de los contrarios; en tanta manera, que como nos saliamos fuera de la fortaleza, se querian ellos entrar dentro; á los cuales resistiamos con harto trabajo. Y el dicho Muteczuma<ref>Muteczuma II.</ref>, que todavía estaba preso, y un hijo suyo, con otros muchos señores que al principio se habian tomado, dijo que le sacasen á los capitanes de aquella gente, y les harian que cesase la guerra. E yo lo hice sacar, y en llegando á un petril que salia fuera de la fortaleza, queriendo hablar á la gente que por allí combatia, le dieron una pedrada los suyos en la cabeza<ref>Los indios le mataron por cobarde; pero lo cierto es que Dios le abrió algo el conocimiento para que no estorbase la propagación de la fe, y fuese causa con la resistencia, de que pereciesen tantos millares de indios, como murieron despues por la dureza y terquedad de Cuatecmoctzin su sucesor.</ref>, tan grande, que de allí á tres dias murió; é yo le fice sacar así muerto á dos indios de los que estaban presos, é á cuestas lo llevaron á la gente, y no sé lo que dél se hicieron; salvo que no por eso cesó la guerra, y muy más recia y muy cruda de cada dia.
los ingenios cubiertas de tablas, y los que iban den-
tro eran ballestaros y escopeteros,y los demás lle-
vaban picos y azadones y varas de hierro para ho-
radarles las casas y derrocar las albarradas que te-
nian hechas en las calles.Y en tanto que estos ar-
tificios se hacían, no casaba el combate de los con-
trarios; en tanta manera, que como nos saliamos fuera
de la fortaleza, se querían ellos entrar dentro; á los
cuales resistiamos con harto trabajo. Y el dicho
Muteczuma (1), que todavía estaba preso, y un
hijo suyo, con otros muchos señores que al princi-
pio se habían tomado, dijo que le sacasen á los ca-
pitanes de aquella gente, y les harian que cesase
-la guerra. E yo lo' hice sacar , y en llegando á un
petril que salía fuera de la fortaleza, queriendo ha-
blar á ña gente que por allí combatia, le dieron una
pedrada los suyos en la cabeza (2), tan grande, que
de allí á tres días murió; é yo le fice sacar así muer-
to á dos indios de los que estaban presos,é á cues-
tas lo llevaron á la gente, y no sé lo que dél se hi-
cieron; salvo que no por eso cesó la guerra, y muy
mas recia y muy cruda de cada dia.
(1)Muteczuma II
(2)Los indios le mataron por cobarde, pero lo duro es que Dios le abrió algo el conocimiento para que no estorbase la
propagación de la fe y fuese causa con la resistencia, de que
pareciera tantos mil, aros de indios, como murieron después
por la dureza y terquedad de Cuatecmuctzin su sucesor.

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los ingenios cubiertas de tablas, y los que iban dentro eran ballesteros y escopeteros, y los demas llevaban picos y azadones y varas de hierro para horadarles las casas y derrocar las albarradas que tenian hechas en las calles. Y en tanto que estos artificios se hacian, no cesaba el combate de los contrarios; en tanta manera, que como nos saliamos fuera de la fortaleza, se querian ellos entrar dentro; á los cuales resistiamos con harto trabajo. Y el dicho Muteczuma[1], que todavía estaba preso, y un hijo suyo, con otros muchos señores que al principio se habian tomado, dijo que le sacasen á los capitanes de aquella gente, y les harian que cesase la guerra. E yo lo hice sacar, y en llegando á un petril que salia fuera de la fortaleza, queriendo hablar á la gente que por allí combatia, le dieron una pedrada los suyos en la cabeza[2], tan grande, que de allí á tres dias murió; é yo le fice sacar así muerto á dos indios de los que estaban presos, é á cuestas lo llevaron á la gente, y no sé lo que dél se hicieron; salvo que no por eso cesó la guerra, y muy más recia y muy cruda de cada dia.

  1. Muteczuma II.
  2. Los indios le mataron por cobarde; pero lo cierto es que Dios le abrió algo el conocimiento para que no estorbase la propagación de la fe, y fuese causa con la resistencia, de que pereciesen tantos millares de indios, como murieron despues por la dureza y terquedad de Cuatecmoctzin su sucesor.