Diferencia entre revisiones de «Página:13 Cartas del Famoso Conquistador Hernán Cortés.pdf/213»

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Y llegado á la dicha ciudad de Tacuba, hallé
Y llegado á la dicha ciudad de Tacuba, hallé
toda la gente remolinada en una plaza, que no sabian dónde ir; á los cuales yo dí priesa que saliesen al campo antes que se recreciese mas gente en la dicha ciudad, y tomasen las azoteas, porque nos harian desde ellas mucho daño. E los que llevaban la delantera dijeron que no sabian por dónde habian de salir, y yo les hice quedar en la rezaga, y tomé la delantera hasta los sacar fuera de la dicha
toda la gente remolinada en una plaza, que no sa-
ciudad, y esperé en unas labranzas; y cuando llegó la rezaga supe que habian recibido algun daño, y que habian muerto algunos españoles y indios, y que se quedaba por el camino mucho oro perdido, lo cual los indios cogian; y allí estuve hasta que pasó toda la gente, peleando con los indios, en tal manera, que los detuve para que los peones tomasen un cerro donde estaba una torre <ref> Cerro llamado de Muteczuma. En este cerro está el célebre santuario de Nuestra Señora de los Remedios, da poco cuerpo, traída por los españoles.</ref> y aposento fuerte, el cual tomaron sin recibir ningun daño, porque no me partí de allí ni dejé pasar los contrarios hasta haber ellos tomado el cerro, en que Dios sabe el trabajo y fatiga que allí se recibió, porque ya no habia caballo, de veinte y cuatro que nos habian quedado, que pudiese correr, ni caballero que pudiese alzar el brazo, ni peon sano que pudiese menearse; y llegados al dicho aposento nos fortalecimos en él, y allí nos cercaron y tuvieron
bian dónde ir; á los cuales yo dí priesa que salie-
sen al campo antes que se recreciese mas gente en
la dicha ciudad, y tomasen las azoteas, porque nos
harian desde ellas mucho daño. E los que llevaban
la delantera dijeron que no sabian por dónde ha-
bian de salir, y yo les hice quedar en la rezaga, y
tomé la delantera hasta los sacar fuera de la dicha
ciudad, y esperé en unas labranzas; y cuando lle-
gó la rezaga supe que habian recibido algun daño,
y que habian muerto algunos españoles y indios,
y que se quedaba por el camino mucho oro perdi-
do, lo cual los indios cogian; y allí estuve hasta
que pasó toda la gente, peleando con los indios, en
tal manera, que los detuve para que los peones to-
masen un cerro donde estaba una torre (1) y apo-
sento fuerte, el cual tomaron sin recibir ningun da-
ño, porque no me partí de allí ni dejé pasar los con-
trarios hasta haber ellos tomado el cerro, en que
Dios sabe el trabajo y fatiga que allí se recibió, por-
que ya no habia caballo, de veinte y cuatro que nos
habian quedado, que pudiese correr, ni caballero
que pudiese alzar el brazo, ni peon sano que pudiese
increarse; y llegados al dicho aposento nos
fortalecimos en él, y allí nos cercaron y tuvieron

(1) Cerro llamado de Muteczuma. En este cerro está el
célebre santuario de Nuestra Señora de los Remedios, da po-
co cuerpo, traída por los españoles.

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Y llegado á la dicha ciudad de Tacuba, hallé toda la gente remolinada en una plaza, que no sabian dónde ir; á los cuales yo dí priesa que saliesen al campo antes que se recreciese mas gente en la dicha ciudad, y tomasen las azoteas, porque nos harian desde ellas mucho daño. E los que llevaban la delantera dijeron que no sabian por dónde habian de salir, y yo les hice quedar en la rezaga, y tomé la delantera hasta los sacar fuera de la dicha ciudad, y esperé en unas labranzas; y cuando llegó la rezaga supe que habian recibido algun daño, y que habian muerto algunos españoles y indios, y que se quedaba por el camino mucho oro perdido, lo cual los indios cogian; y allí estuve hasta que pasó toda la gente, peleando con los indios, en tal manera, que los detuve para que los peones tomasen un cerro donde estaba una torre [1] y aposento fuerte, el cual tomaron sin recibir ningun daño, porque no me partí de allí ni dejé pasar los contrarios hasta haber ellos tomado el cerro, en que Dios sabe el trabajo y fatiga que allí se recibió, porque ya no habia caballo, de veinte y cuatro que nos habian quedado, que pudiese correr, ni caballero que pudiese alzar el brazo, ni peon sano que pudiese menearse; y llegados al dicho aposento nos fortalecimos en él, y allí nos cercaron y tuvieron

  1. Cerro llamado de Muteczuma. En este cerro está el célebre santuario de Nuestra Señora de los Remedios, da poco cuerpo, traída por los españoles.