Diferencia entre revisiones de «Almagesto: Libro IX - Capítulo 01»

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Pero acerca de las esferas de Venus y de Mercurio, vemos que fueron ubicadas por los más antiguos astrónomos por debajo de la del Sol, aunque por algunos de sus sucesores éstas también están ubicadas por encima [de la del Sol] <ref name="Referencia 001"></ref>, por la razón de que el Sol nunca ha sido oscurecido por una o por la otra de ellas [Venus y Mercurio]. Para nosotros, sin embargo, tal criterio parece tener un elemento de incertidumbre, dado que es posible que algunos planetas puedan incluso estar debajo del Sol, pero no obstante no estar siempre en uno de los planos a través del Sol y desde nuestro punto de vista, sino en otro [plano], y por consiguiente podría no ser visto pasando frente a él, justamente como en el caso de la Luna, cuando ésta pasa por debajo [del Sol], en conjunción, no resultan oscurecimientos en muchos de los casos<ref name="Referencia 002"></ref> [(eclipses de Sol)].
Pero acerca de las esferas de Venus y de Mercurio, vemos que fueron ubicadas por los más antiguos astrónomos por debajo de la del Sol, aunque por algunos de sus sucesores éstas también están ubicadas por encima [de la del Sol] <ref name="Referencia 001"></ref>, por la razón de que el Sol nunca ha sido oscurecido por una o por la otra de ellas [Venus y Mercurio]. Para nosotros, sin embargo, tal criterio parece tener un elemento de incertidumbre, dado que es posible que algunos planetas puedan incluso estar debajo del Sol, pero no obstante no estar siempre en uno de los planos a través del Sol y desde nuestro punto de vista, sino en otro [plano], y por consiguiente podría no ser visto pasando frente a él, justamente como en el caso de la Luna, cuando ésta pasa por debajo [del Sol], en conjunción, no resultan oscurecimientos en muchos de los casos<ref name="Referencia 002"></ref> [(eclipses de Sol)].


Y dado que no hay otro camino, ya sea, para avanzar en nuestro conocimiento en ésta materia, ya que ninguna de las estrellas <ref name="Referencia 003"></ref> tienen una paralaje notable (siendo el único fenómeno por el cuál pueden ser derivadas las distancias), el orden asumido por los [astrónomos] más antiguos parece [ser] él más válido (plausible). Dado que, poniendo el Sol en el medio, está más de acuerdo con la naturaleza [de los cuerpos] por lo tanto separando aquellos que alcanzan todas las distancias posibles desde el Sol y aquellas que no lo hacen, aunque siempre se mueven en sus proximidades; siempre que no elimine esto último lo suficientemente cerca de la Tierra que pueda resultar una paralaje de cualquier tamaño. <ref name="Referencia 004"></ref>.
Y dado que no hay otro camino, ya sea, para avanzar en nuestro conocimiento sobre ésta materia, ya que ninguna de las estrellas <ref name="Referencia 003"></ref> tiene una paralaje notable (siendo el único fenómeno por el cuál pueden ser derivadas las distancias), el orden asumido por los [astrónomos] más antiguos parece [ser] él más válido (plausible). Porque, poniendo el Sol en el medio, está de acuerdo con la naturaleza [de los cuerpos] por lo tanto separando aquellos que alcanzan todas las distancias posibles desde el Sol y aquellos que no lo hacen, aunque siempre se muevan en sus proximidades; provisto sólo que si no elimina ésto último suficientemente cerca de la Tierra pueda resultar una paralaje de cualquier tamaño. <ref name="Referencia 004"></ref>.


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Revisión del 22:07 16 nov 2015

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{Sobre el orden de las esferas del Sol, de la Luna y de los 5 planetas}

Tal es, entonces, más o menos, la suma total de los principales tópicos que uno puede mencionar para tener que hacer con las estrellas fijas, en la medida en que los fenómenos [observados] hasta ahora proporcionen los medios en el progreso de nuestro entendimiento. Queda, [completar] en nuestro tratado, el tratamiento de los cinco planetas. Para evitar la repetición, explicaremos tan lejos como fuera posible, la teoría de [este] último por medio de una exposición en común [a todos los cinco], tratando juntamente cada uno de los métodos [para todos los planetas].

Entonces, primero, [para discutir] el orden de sus esferas, las cuáles están todas ubicadas [con sus polos] coincidiendo cerca de los polos del círculo inclinado eclíptico: vemos también que todos de los principales astrónomos están de acuerdo que todas las esferas están más cerca de la Tierra que aquella [esfera] de las estrellas fijas, y más lejos de la Tierra aquella de la Luna, y que aquellas de los tres [planetas exteriores] están más alejadas de la Tierra que aquellas de los otros [dos planetas] y del Sol, siendo la [esfera] mayor la de Saturno, la siguiente en orden hacia la Tierra la de Júpiter, y por debajo de ésta [última (Júpiter)] la de Marte.

Pero acerca de las esferas de Venus y de Mercurio, vemos que fueron ubicadas por los más antiguos astrónomos por debajo de la del Sol, aunque por algunos de sus sucesores éstas también están ubicadas por encima [de la del Sol] [1], por la razón de que el Sol nunca ha sido oscurecido por una o por la otra de ellas [Venus y Mercurio]. Para nosotros, sin embargo, tal criterio parece tener un elemento de incertidumbre, dado que es posible que algunos planetas puedan incluso estar debajo del Sol, pero no obstante no estar siempre en uno de los planos a través del Sol y desde nuestro punto de vista, sino en otro [plano], y por consiguiente podría no ser visto pasando frente a él, justamente como en el caso de la Luna, cuando ésta pasa por debajo [del Sol], en conjunción, no resultan oscurecimientos en muchos de los casos[2] [(eclipses de Sol)].

Y dado que no hay otro camino, ya sea, para avanzar en nuestro conocimiento sobre ésta materia, ya que ninguna de las estrellas [3] tiene una paralaje notable (siendo el único fenómeno por el cuál pueden ser derivadas las distancias), el orden asumido por los [astrónomos] más antiguos parece [ser] él más válido (plausible). Porque, poniendo el Sol en el medio, está de acuerdo con la naturaleza [de los cuerpos] por lo tanto separando aquellos que alcanzan todas las distancias posibles desde el Sol y aquellos que no lo hacen, aunque siempre se muevan en sus proximidades; provisto sólo que si no elimina ésto último suficientemente cerca de la Tierra pueda resultar una paralaje de cualquier tamaño. [4].

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Notas de referencia

  1. Existe una buena cantidad de evidencias para identificar a algunos de aquellos quienes mantuvieron la segunda opinión, incluyendo a Platón, Eratóstenes y Arquímedes. Ver HAMA II 690-3 para detalles de éstos y otros arreglos más antiguos.
  2. Por ej. no han sido observados los tránsitos de Venus y Mercurio, Neugebauer ha demostrado (HAMA 227-30) que los tránsitos son de hecho pronosticados por la teoría de Ptolomeo. Ptolomeo más tarde parece haber realizado esto, en sus Hipótesis Planetarias (ed. Goldstein 2, 28, 10-12) dice: “si un cuerpo de tan pequeño tamaño (como el de un planeta) fuera a ocultar un cuerpo de tan gran tamaño y con mucha luz (como la del Sol), lo haría necesariamente imperceptible, dada la pequeñez del cuerpo ocultante y el estado de las partes del cuerpo del Sol que permanecen al descubierto.” (aquí la traducción de Goldstein, p. 6, es imprecisa).
  3. Esto incluye a ambos, a las estrellas fijas y a los planetas.
  4. En su Hipótesis Planetaria (ver la edición de Goldstein) Ptolomeo propone un sistema en el cuál las esferas de los planetas son contiguas; en consecuencia la mayor distancia desde la Tierra alcanzada por un planeta es igual a la menor distancia alcanzada por el siguiente en orden hacia afuera. Esto parece proporcionar un respaldo [(apoyo)] al orden que él adopta aquí, dado que resulta una distancia solar muy próxima a la misma como aquella obtenida por un método diferente en el Almagesto (Libro V Capítulo 15). Dado que el sistema también contiene a Mercurio en su menor distancia, a mayor distancia de la Luna (64 radios terrestres) Mercurio debería exhibir una paralaje considerable, contrariamente a lo que se enuncia aquí.