Diferencia entre revisiones de «Cartas a Lucilio - Carta 1»

De Wikisource, la biblioteca libre.
Contenido eliminado Contenido añadido
Etiquetas: Edición desde móvil Edición vía web móvil
Kirito (Discusión | contribs.)
Se ha deshecho la revisión 972812 de 192.100.202.207 (disc.)
Etiqueta: Deshacer
Línea 12: Línea 12:
Presta atención: gran parte de nuestra existencia transcurre o bien mediocremente vivida, o directamente no vivida, o de tal manera vivida que ni siquiera merece llamarse vida.
Presta atención: gran parte de nuestra existencia transcurre o bien mediocremente vivida, o directamente no vivida, o de tal manera vivida que ni siquiera merece llamarse vida.


¿Quién puedes mencionar, capaz de poner un precio al tiempo, de evaluar el día, quién que comprenda que con
¿Quién puedes mencionar, capaz de poner un precio al tiempo, de evaluar el día, quién que comprenda que con cada día en parte muere?


En esto justamente nos equivocamos burdamente: en la percepción de la muerte como un acontecimiento sólo del futuro. Gran parte de ella se encuentra ya tras de nosotros: cualquiera de nuestras épocas pasadas, es la muerte quien ya las posee.
''INDIVISA MANENT.''

Condúcete entonces, Lucilio, como me lo manifiestas en tus escritos: amalgámate con cada una de tus horas, depende menos del mañana para tomar en tus manos el presente. Mientras la diferimos, la vida pasa.

Todo lo demás, ¡Oh Lucilio! nos es ajeno: sólo el tiempo, objeto tan fugaz como esquivo, es nuestro. Es la única posesión con la que la naturaleza nos invistió. ¡Y sin embargo toleramos a quienquiera desposeernos del mismo!

Pero tanta es la necedad de los mortales, que nos sentimos en deuda frente a aquellos de quienes obtenemos cosas insignificantes y fútiles, sin duda substituibles. Pero nadie a quien se le consagra tiempo se estima estar en deuda, cuando no obstante beneficia del único bien que ni el más agradecido podrá restituir nunca.

Te preguntas quizás lo que conmigo mismo acontece, yo que estos preceptos propugno. Te lo digo sin reparos: si bien vivo entre los fastuosos, soy diligente y llevo debida cuenta de mis gastos. No puedo decir que no pierda nada, pero sea lo que sea que pierda, puedo dar cuenta de su cuantía y de la razón de mi pobreza. Me acontece empero lo que a tantos otros que, sin culpa, cayeron en la indigencia: todos perdonan, nadie socorre.

¿Y entonces qué? No considero pobre aquel de alguna manera es aún capaz de gozar de lo poco que le queda. Pero en cuanto a ti, prefiero que te ocupes de ti mismo y que comiences en buena hora.

En efecto, tal como solían decir nuestros mayores: "''extemporáneo es el ahorro cuando ya se tocó fondo''". El último resto no sólo es lo mínimo sino también lo peor.

''Que sigas bien.''


{| border=2 width=100% cellpadding=2 cellspacing=1 align=center style="margin-top:1em"
{| border=2 width=100% cellpadding=2 cellspacing=1 align=center style="margin-top:1em"

Revisión del 13:52 4 sep 2018


Error: parámetro 1 no reconocido
Error: parámetro 2 no reconocido

I

Séneca a su Lucilio saluda,

Actúa así, Lucilio, cogete a todas las viejas que puedas y muerete de sida y también al tiempo del que hasta ahora fuiste despojado, desposeído o que te fuera escamoteado: reconquístalo y presérvalo.

Convéncete que es tal como lo escribo: el tiempo nos es a veces arrebatado con violencia, otras usurpado, a veces simplemente se evanesce. Ignominiosa es sin embargo tal dilución cuando acontece por pura negligencia.

Presta atención: gran parte de nuestra existencia transcurre o bien mediocremente vivida, o directamente no vivida, o de tal manera vivida que ni siquiera merece llamarse vida.

¿Quién puedes mencionar, capaz de poner un precio al tiempo, de evaluar el día, quién que comprenda que con cada día en parte muere?

En esto justamente nos equivocamos burdamente: en la percepción de la muerte como un acontecimiento sólo del futuro. Gran parte de ella se encuentra ya tras de nosotros: cualquiera de nuestras épocas pasadas, es la muerte quien ya las posee.

Condúcete entonces, Lucilio, como me lo manifiestas en tus escritos: amalgámate con cada una de tus horas, depende menos del mañana para tomar en tus manos el presente. Mientras la diferimos, la vida pasa.

Todo lo demás, ¡Oh Lucilio! nos es ajeno: sólo el tiempo, objeto tan fugaz como esquivo, es nuestro. Es la única posesión con la que la naturaleza nos invistió. ¡Y sin embargo toleramos a quienquiera desposeernos del mismo!

Pero tanta es la necedad de los mortales, que nos sentimos en deuda frente a aquellos de quienes obtenemos cosas insignificantes y fútiles, sin duda substituibles. Pero nadie a quien se le consagra tiempo se estima estar en deuda, cuando no obstante beneficia del único bien que ni el más agradecido podrá restituir nunca.

Te preguntas quizás lo que conmigo mismo acontece, yo que estos preceptos propugno. Te lo digo sin reparos: si bien vivo entre los fastuosos, soy diligente y llevo debida cuenta de mis gastos. No puedo decir que no pierda nada, pero sea lo que sea que pierda, puedo dar cuenta de su cuantía y de la razón de mi pobreza. Me acontece empero lo que a tantos otros que, sin culpa, cayeron en la indigencia: todos perdonan, nadie socorre.

¿Y entonces qué? No considero pobre aquel de alguna manera es aún capaz de gozar de lo poco que le queda. Pero en cuanto a ti, prefiero que te ocupes de ti mismo y que comiences en buena hora.

En efecto, tal como solían decir nuestros mayores: "extemporáneo es el ahorro cuando ya se tocó fondo". El último resto no sólo es lo mínimo sino también lo peor.

Que sigas bien.

<<< Carta anterior Inicio Carta siguiente >>>
Indice Carta 2