Josef Pellicer (Retrato)

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D. JOSEF PELLICER.[editar]

D. JOSEF PELLICER.
Nació en Zaragoza en 1602, y murió 1679. Hombre infatigable en el estudio, á quien debe mucho la Historia de España. Fue Cronista mayor de Aragón y de Castilla.


(...) [1] ó llevado de su facilidad misma, ó estrechado de la necesidad, vino á convertir en oficio la prerogativa y gloria de escritor.

El particular estudio que habia hecho de algunos ramos de nuestra antigüedad histórica, ó mal examinados por los cronistas, ó desfigurados por los impostores, le proporcionó el empleo de Cronista mayor de Castilla á los veinte y siete años de su edad, en que sucedió á Antonio de Herrera. Habiendo vacado en 1636 la plaza de Cronista de Aragón por muerte de D. Francisco Ximenez de Urrea, la Diputación de aquel Reyno le eligió sucesor suyo: y en 1640 le nombró el Rey su Cronista mayor de todos los Reynos de la Corona de Aragón, condecorándole después con el hábito de la Orden de Santiago. El desempeño de tan honoríficos cargos, y la fama que con ellos debe andar unida, fuéron causa de verse distinguido del Gobierno, buscado de los Señores, y zaherido de algunos literatos.

Los cuidados domésticos en la manutención y crianza de sus hijos, habiendo sido casado dos veces, no solo no interrumpiéron sus tareas, ántes las avivaron, obligándole á consultar en ciertos casos mas con los socorros que le ofrecía la prensa, que con la importancia y calidad de sus obras. Esta seria la causa de haber empleado con preferencia su tiempo y sus desvelos en tanto número de relaciones, informaciones, y justificaciones de genealogías, succesiones, y noblezas de familias, y en tanta copia de otras composiciones en prosa y verso, tan várias por sus objetos, como estrañas por sus títulos, de urnas sacras, mármoles triunfales y pirámides baptismales, cadenas historiales, anfiteatros &c.: sobrescritos de la adulación y pedantería de su tiempo. También debemos confesar que si sus escritos fuéron muchos, muchos mas fuéron los elogios que hicieron de ellos algunos doctos sus contemporáneos; y no faltó quien tuviese la paciencia de formar de todos un volúmen. Sin embargo de tan antigua y pomposa recomendación; en estos tiempos, en que han variado el gusto y el criterio del público, los escritos de Pellicer son menos leídos, y mucho menos elogiados, excepto un corto número, en que se interesan el lustre de la monarquía, la grandeza y verdad de la historia, y el juicio de la nación.

Perdonándole su estilo, que descubre el oropel é hinchazón de su tiempo en los hipérboles y metáforas, y las alabanzas que no se descuidó de darse á sí propio, á que alguna vez le obligarían la sinrazón y mordacidad de sus contrarios; se debe contar á D. Josef Pellicer entre los hombres de letras, á cuyo ingenio, estudios, y vasta erudición debe mas la historia eclesiástica y civil de España en el siglo décimo séptimo: siendo dignos de gratitud y alabanza el zelo, la constancia, y esmero con que luchó contra los que sostenían la falsedad de los Marcos Máximos, Julianos, Liberatos, Aubertos, y otros fingidos cronicones. En esta guerra literaria sacrificó sus vigilias ocho años continuos, los postreros de su vida, que acabó en Madrid á 16 de diciembre de 1679 con la pluma en la mano, dando la última á algunos escritos, para cuya publicación le faltaron caudal y dias, con haber sido tantos los que le concedió el Cielo.


Nota de WS[editar]

  1. Falta la página correspondiente a la primera parte de este epítome.


Véase también a Josef Pellicer en Wikipedia