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La Divina Comedia (traducción de Manuel Aranda y Sanjuán)/El infierno/Canto XXIX

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

CANTO XXIX.

Continuacion.—Tres clases de falsarios: 1.ª Los que toman el nombre ó el aspecto de otras personas, van persiguiéndose á mordiscos.—2.ª Los monederos falsos, que están atacados de hidropesía y de una sed inextinguible.—3.ª Los calumniadores devorados por la fiebre.

En aquel tiempo en que Juno, por causa de Semelé[1], estaba irritada contra la sangre tebana, como lo demostró más de una vez, Atamás[2] se volvió tan insensato que al ver acercarse á su mujer, llevando de la mano á sus dos hijos, exclamó: «Tendamos las redes de modo que yo coja á su paso la leona con sus cachorros;» y extendiendo despues las desapiadadas manos, agarró á uno de ellos, que se llamaba Learco, le hizo dar vueltas en el aire y lo estrelló contra una roca: la madre se ahogó con el hijo restante.

Cuando la fortuna abatió la grandeza de los troyanos, que á todo se atrevian, hasta que el reino fué destruido juntamente con el rey, la triste Hécuba, miserable y cautiva, despues de haber visto á Polixena muerta, y el cuerpo de su Polidoro tendido en la orilla del mar, quedó con el corazon tan desgarrado, que fuera de sí, empezó á ladrar como un perro: de tal modo la habia trastornado el dolor[3]. Pero ni los tebanos ni los troyanos furiosos demostraron tanta crueldad, no ya en torturar cuerpos humanos, sino ni siquiera animales, como la que ví en dos sombras desnudas y pálidas, que corrian mordiéndose, como el cerdo cuando se escapa de su pocilga. Una de ellas alcanzó á Capocchio, y se le afianzó en la nuca de tal modo, que tirando de él, le hizo arañar con su vientre el duro suelo. El aretino[4], que quedó temblando, me dijo:—Ese loco es Gianni Schichi[5], que va rabioso maltratando á los demás.

—¡Oh! le dije yo: no temas decirme quien es la otra sombra que va con él, antes que desaparezca, y ojalá no venga á hincarte los dientes en el cuerpo.—Me contestó:—Es el alma antigua de la perversa Mirra, que fué amante de su padre contra las leyes del amor honesto: para cometer tal pecado se disfrazó bajo la forma de otra[6]; como aquel que ya se va tuvo empeño en fingirse Buoso Donati, á fin de ganar la Donna della Torma, testando en su lugar, y dictando las cláusulas del testamento. Cuando hubieron pasado aquellas dos almas furiosas, sobre las cuales habia tenido fija mi vista, me volví para mirar las sombras de los otros mal nacidos. Vi uno, que pareciera un laud, si hubiese tenido el cuerpo cortado en el sitio donde el hombre se bifurca[7]. La pesada hidropesia, que, á causa de los humores convertidos en maligna sustancia, hace los miembros tan desproporcionados, que el rostro no corresponde al vientre, le obligaba á tener la boca abierta, pareciéndose al ético que, cuando está sediento, dirige uno de sus lábios hácia la barba y otro hacia la nariz.

—«¡Oh vosotros, que no sufrís pena alguna (y no sé por qué) en este mundo miserable!» nos dijo: mirad y estad atentos al infortunio de maese Adam[8]: yo tuve en abundancia, mientras viví, todo cuanto deseé; y ahora, ¡ay de mí! solo deseo una gota de agua. Los arroyuelos que desde las verdes colinas del Casentino descienden hasta el Arno, trazando frescos y apacibles cauces, contínuamente están ante mi vista, y no en vano; pues su imágen me reseca más que el mal que descarna mi rostro. La rígida justicia que me castiga se sirve del mismo lugar donde he pecado para hacerme exhalar más suspiros[9]. Allí está Romena, donde falsifiqué la moneda acuñada con el busto del Bautista, por lo cual dejé en la tierra mi cuerpo quemado: Pero si yo viese aquí el alma criminal de Guido, ó la de Alejandro[10], ó la de su hermano, no cambiaria el placer de mirarlos á mi lado ni aun por la fuente Branda[11]. Una de ellas está ya aquí dentro, si es cierto lo que dicen las coléricas sombras de los que giran por estos sitios; pero ¿qué me importa, si tengo encadenados mis miembros? Si á lo menos fuese yo tan ágil que en cien años pudiera andar una pulgada, ya me habria internado por el sendero, buscándola entre esa gente deforme, á pesar de que la fosa tiene once millas de circunferencia y no menos de media milla de diámetro. Por su causa me veo entre estos condenados: ellos me indujeron á acuñar los florines, que bien tenian tres quilates de liga.

A mi vez le dije:—¿Quiénes son esos dos espíritus infelices, que despiden vaho, como en el invierno una mano mojada, y que tan unidos yacen á tu derecha?—Aquí los encontré, respondióme, cuando bajé á este abismo; y desde entonces, ni se han movido, ni creo que eternamente se muevan. El uno es la falsa que acusó á José[12]; el otro es el falso Sinon, griego de Troya[13]: por efecto de su ardiente fiebre, lanzan ese vapor fétido.

Uno de ellos, indignado quizá porque se le daba aquel nombre infame, le golpeó con el puño en su endurecido vientre, haciéndoselo resonar como un tambor. Maese Adam le dió á su vez en el rostro con su puño, que no parecia menos duro, diciéndole:—Aunque me vea privado de moverme á causa de la pesadez de algunos de mis miembros, tengo el brazo suelto para semejante tarea.—A lo que aquel replicó:—Cuando marchabas hácia la hoguera no lo tenias tan suelto; pero lo tenias mucho más cuando acuñabas moneda.—El hidrópico repuso:—Eres verídico en eso; mas no lo fuiste tanto cuando en Troya te incitaron á que dijeses la verdad[14].—Si allí dije una falsedad, en cambio tú falsificaste el cuño, dijo Sinon; y si yo estoy aquí por una falta, tú lo estás por muchas más que ningun otro demonio.—Acuérdate, perjuro, del caballo, replicó aquel que tenia el vientre hinchado; y sírvate de castigo el que el mundo entero conoce tu delito.—Sírvate á tí tambien de castigo la sed que tiene agrietada tu lengua, contestó el Griego, y el agua podrida que eleva tu vientre como una barrera ante tus ojos.—Entonces el monedero replicó:—Tambien tu boca se rasga por hablar mal, como acostumbra: si yo tengo sed, y si el humor me hincha, tú tienes fiebre y te duele la cabeza; no te harias mucho de rogar para lamer el espejo de Narciso[15].

Yo estaba escuchándoles atentamente, cuando me dijo mi Maestro:—Sigue, sigue contemplándolos aun; que poco me falta para reirme de tí.

Cuando le oí hablarme con ira, me volví hácia él tan abochornado, que aun conservo vivo el recuerdo en mi memoria y como quien sueña en su desgracia, que aun soñando desea soñar, y anhela ardientemente que sea sueño lo que ya lo es, así estaba yo, sin poder proferir una palabra, por más que quisiera excusarme; y á pesar de que con el silencio me excusaba, no creia hacerlo así.

—Con menos vergüenza habria bastante para borrar una falta mayor que la tuya, me dijo el Maestro: consuélate; y si acaso vuelve á suceder que te reunas con gente entregada á semejantes debates, piensa en que estoy siempre á tu lado; porque querer oir eso es querer una bajeza.


  1. Hija de Cadmo, fundador de Tebas, fué amada de Júpiter, de quien tuvo á Baco, por cuya causa fué odiada de Juno.
  2. Atamás, rey de Tebas, á quien Juno, por ódio á los tebanos, volvió tan furioso, que encontrándose con Ino, su mujer, y Learco y Melicerto, sus hijos, la creyó una leona con sus cachorros, y los hizo morir.
  3. Cuando los griegos se apoderaron de Troya, Hécuba, mujer de Príamo, su rey, cayó prisionera juntamente con una hija suya llamada Polixena, á quien degollaron los vencedores sobre la tumba de Aquiles, para calmar los manes de este héroe. Al llegar Hécuba prisionera á las playas de Tracia, encontró en ellas el cadáver de su hijo Polidoro, á quien había dado muerte el rey Polinestor, por quedarse con sus tesoros; y ante tanta desgracia, Hécuba, fuera de sí, prorumpió en desgarradores gritos, semejantes á los ladridos de un perro.
  4. Griffolino, el alquimista de quien se habla en el canto anterior.
  5. Gianni Schicci acometió la empresa de suplantar la persona de Buoso Donati, muerto sin testar; para lo cual se metió en la cama de este, y fingiendo que estaba cercano á la muerte, testó é instituyó por heredero á Simon Donati hijo de Buoso, y como legado, dejó á Gianni Schicchi, es decir, á sí mismo, la mejor yegua de las caballerizas de Buoso, llamada Madona Tonina. Dante dice: della Torma por desprecio.
  6. Enamorada Mirra de su padre el rey Ciniras, consiguió enternecer á su nodriza hasta el punto de que esta le facilitara el logro de sus incestuosos deseos, haciendo entrar á Mirra, de noche y á oscuras, en las habitaciones de su padre, el cual estaba persuadido do que dicha nodriza le habia proporcionado otra jóven diferente; pero descubierto el engaño, Ciniras quiso matar á su hija, la cual huyó y anduvo por largo tiempo errante, hasta que los dioses, compadecidos de sus pesares, la convirtieron en el árbol de su nombre.
  7. Á causa de la gran hinchazon del vientre, y lo delgado del cuello, habria parecido un laud, si le hubiesen cortado los muslos.
  8. Hábil monedero de Brescia, que de acuerdo con los condes de Romena, falsificó los florines que llevaban la imágen de S. Juan Bautista, patron de Florencia, por lo cual fué preso y quemado vivo.
  9. La justicia divina trae á su memoria las frescas aguas del Casentino, donde falsificó la moneda, para hacer más frecuentes sus suspiros.
  10. Guido y Alejandro, condes de Romena, citados en la nota precedente, ó su hermano Aghinolfo.
  11. Fonte branda. Todos los comentadores han creido que se tratase aquí de una fuente muy copiosa, de este nombre, que hay en Siena; pero sin duda se refiere Dante á otra que habia junto á los muros de Romena, y cerca de la cual existia el hospital de Santa María Magdalena penitente, que fué casi arruinado por un terremoto en 16 de Noviembre de 1599. Natural es que maese Adam, recordando el lugar de su delito, y diciendo que la justicia divina pone ante sus ojos las frescas aguas del Casentino, hable aquí de la fonte branda de Romena, y no de la de Siena.
  12. La mujer de Putifar.
  13. Sinon, griego..... Fué el que, fingiéndose perseguido por los suyos, se refugió en Troya cerca del rey Priamo, á quien persuadió con engaños que dejase entrar en la ciudad el famoso caballo de madera. Dante le llama de Troya, no porque fuese troyano, sino porque en Troya adquirió su mala fama.
  14. Porque no quiso declarar, por más que se lo exigieron, con qué objeto habian construido los griegos el caballo de Troya.
  15. El agua, donde se contempló Narciso antes de convertirse en la flor de su nombre. Dice lamer por desprecio, queriendo significar: «Tú tambien tienes sed, y de buena gana beberias como las bestias.»