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La Divina Comedia (traducción de Manuel Aranda y Sanjuán)/El infierno/Canto XXXIII

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

CANTO XXXIII.

Cuarto recinto del noveno círculo, llamado la Judesca: es el de Judas y de los que han sido traidores á sus bienhechores.—Lucifer.—Los poetas salen de la ciudad del llanto, y ven otra vez las estrellas.

Vexilla regis prodeunt Inferni[1] hácia nosotros. Mira adelante, dijo mi Maestro, á ver si lo distingues.

Como aparece á lo lejos un molino, cuyas aspas hace girar el viento, cuando este arrastra una espesa niebla, ó cuando anochece en nuestro hemisferio, así me pareció ver á gran distancia un artificio semejante; y luego, para resguardarme del viento, á falta de otro abrigo, me encogí detrás de mi Guia.

Estaba ya (con pavor lo digo en mis versos) en el sitio donde las sombras se hallaban completamente cubiertas de hielo, y se trasparentaban como paja en vidrio. Unas es- taban tendidas, otras derechas; aquellas con la cabeza, estas con los piés hácia abajo, y otras por fin con la cabeza tocando á los piés como un arco. Cuando mi Guia creyó que habíamos avanzado lo suficiente para enseñarme la criatura que tuvo el más hermoso rostro, se colocó delante de mi, é hizo que me detuviera.—Hé ahí á Dite[2], me dijo, y hé aquí el lugar donde es preciso que te armes de fortaleza.

No me preguntes, lector, si me quedaria entonces helado y yerto; no quiero escribirlo, porque cuanto dijera seria poco. No quedé muerto ni vivo: piensa por tí, si tienes alguna imaginacion, lo que me sucederia viéndome así privado de la vida sin estar muerto.

El emperador del doloroso reino salia fuera del hielo desde la mitad del pecho: mi estatura era más proporcionada á lá de un gigante, que la de uno de estos á la longitud de los brazos de Lucifer: juzga, pues, cuál deba ser el todo que á semejante parte corresponda. Si fué tan bello como deforme es hoy, y osó levantar sus ojos contra su Creador, de él debe proceder sin duda todo mal. ¡Oh! ¡Cuánto asombro me causó, al ver que su cabeza tenia tres rostros! Uno por delante, que era de color bermejo: los otros dos se unian á este sobre el medio de los hombros, y se juntaban por detrás en lo alto de la coronilla, siendo el de la derecha entre blanco y amarillo, segun me pareció; el de la izquierda tenia el aspecto de los oriundos del valle del Nilo[3]. Debajo de cada rostro salian dos grandes alas, proporciona- das á las magnitud de tal pájaro; y no he visto jamás velas de buque comparables á ellas: no tenian plumas, pues eran por el estilo de las del murciélago; y se agitaban de manera que producian tres vientos, con los cuales se helaba todo el Cocyto. Con seis ojos lloraba Lucifer, y por las tres barbas corrian sus lágrimas, mezcladas de baba sanguinolenta. Con los dientes de cada boca, á modo de agramadera[4], trituraba un pecador, de suerte que hacia tres desgraciados á un tiempo. Los mordiscos que sufria el de delante no eran nada en comparacion de los rasguños que le causaban las garras de Lucifer, dejándole á veces las espaldas enteramente desolladas.

—El alma que está sufriendo la mayor pena allà arriba[5], dijo el Maestro, es la de Judas Iscariote, que tiene la cabeza dentro de la boca de Lucifer y agita fuera de ella las piernas. De las otras dos, que tienen la cabeza hácia abajo, la que pende de la boca negra es Bruto[6]; mira cómo se retuerce sin decir una palabra: el otro, que tan mem- brudo parece, es Casio. Pero se acerca la noche, y es hora ya de partir, pues todo lo hemos visto.

Segun le plugo, me abracé á su cuello; aprovechó el momento y el lugar favorables, y cuando las alas estuvieron bien abiertas, agarróse á las velludas costillas de Lucifer, y de pelo en pelo descendió por entre el hirsuto costado y las heladas costras[7]. Cuando llegamos al sitio en que el muslo se desarrolla justamente sobre lo grueso de las caderas, mi Guia, con fatiga y con angustia, volvió su cabeza hácia donde aquel tenia las zancas[8], y se agarró al pelo como un hombre que sube, de modo que creí que volvíamos al Infierno[9]. —Sostente bien, me dijo jadeando como un hombre cansado; que por esta escalera es preciso partir de la mansion del dolor.

Despues salió fuera por la hendidura de una roca, y me sentó sobre el borde de la misma, poniendo junto á mi su pié prudente[10]. Yo levanté mis ojos, creyendo ver á Lucifer como le habia dejado; pero ví que tenia las piernas en alto. Si debí quedar asombrado, júzguelo el vulgo, que no sabe qué punto es aquel por donde yo habia pasado[11].

—Levántate, me dijo el Maestro; la ruta es larga, el camino malo, y ya el Sol se acerca á la mitad de tercia[12].

El sitio donde nos encontrábamos no era como la galería de un palacio, sino una caverna de mal piso y escasa de luz.

—Antes que yo salga de este abismo, Maestro mio, le dije al ponerme en pié, dime algo que me saque de confusiones. ¿Dónde está el hielo, y cómo es que Lucifer está de ese modo invertido? ¿Cómo es que, en tan pocas horas, ha recorrido el Sol su carrera desde la noche á la mañana[13]. Me contestó:—¿Te imaginas sin duda que estás aun al otro lado del centro, donde me cogí al pelo de ese miserable gusano que atraviesa el mundo? Allá te encontrabas mientras descendíamos; cuando me volví, pasaste el punto hácia el que converje toda la gravedad de la Tierra; y ahora estás bajo el hemisferio opuesto á aquel que cubre el árido desierto[14], y bajo cuyo más alto punto fué muerto el Hombre que nació y vivió sin pecado[15]. Tienes los pies sobre una pequeña esfera, que por el otro lado mira á la Judesca. Aquí amanece, cuando allí anochece; y este de cuyo pelo nos hemos servido como de una escala, permanece aun fijo del mismo modo que antes. Por esta parte cayó del cielo; y la tierra, que antes se mostraba en este lado, aterrorizada al verle, se hizo del mar un velo, y se retiró hácia nuestro hemisferio[16]; y quizá tambien huyendo de él, dejó aquí este vacío la que aparece por acá formando un elevado monte[17].

Hay allá abajo una cavidad que se aleja tanto de Lucifer cuanta es la extension de su tumba[18]; cavidad que no puede reconocerse por la vista, sino por el rumor de un arroyuelo, que desciende por el cauce de un peñasco que ha perforado con su curso sinuoso y poco pendiente. Mi Guia y yo entramos en aquel camino oculto, para volver al mundo luminoso; y sin concedernos el menor descanso, subimos, él delante y yo detrás, hasta que pude ver por una abertura redonda las bellezas que contiene el cielo, y por allí salimos para volver á ver las estrellas[19].


  1. «Los estandartes del rey de los Infiernos avanzan.»—Imitacion del primer verso del himno que entona la Iglesia ante el estandarte de la cruz, y que aquí aplica irónicamente Virgilio hablando de Lucifer, para burlarse de la soberbia de este, que intentó igualarse á Dios.
  2. Dite. Lucifer, que antes de su caida, fué el mas hermoso de los ángeles.
  3. Los tres rostros de diversos colores significan las tres partes del mundo entonces conocidas. El rojo ó bermejo, los europeos; el entre blanco y amarillo, los asiáticos; el negro, los africanos.—Los tres vientos de que habla luego simbolizan tal vez los tres vicios generadores de todo mal, á saber: la soberbia, la envidia y la avaricia.
  4. Agramadera (maciulla), es el instrumento con que se machaca el lino y el cáñamo, para quebrantar los troncos, haciendo saltar las aristas y dejando solo las hebras.
  5. En la boca de Lucifer. Virgilio dice «allá arriba,» porque él y Dante la ven á mucha altura, á pesar de que el rey del Infierno está hundido en el hielo hasta la mitad del pecho tanta es su corpulencia.
  6. Aqui se vé simbolizada la principal idea política de Dante, que creia necesarias para la felicidad de los hombres la religion cristiana y la monarquia imperial: por esto, en las tres bocas de Lucifer pone á Judas, que vendió al Divino Fundador del cristianismo, y á Bruto y Casio, que dieron muerte á Julio César, fundador del Imperio romano. El mismo Dante dice en su libro De Monarchia: «Como solo el hombre, entre todos los seres, participa de la corruptibilidad y de la incorruptibilidad, por eso él solo, entre todos los seres, ha sido dispuesto á dos fines, de los cuales uno es la felicidad en esta vida... y el otro la felicidad eterna... Conforme á estos dos fines, fué menester que el hombre tuviese dos direcciones, á saber: la del Sumo Pontifice, que segun la revelacion, dirigiese las humanas generaciones hácia la felicidad espiritual; y la del Emperador, que segun las reglas filosóficas, dirigiese los hombres á la felicidad temporal.»—Llamando membrudo á Cayo Casio, Dante le equivocó con Lucio Casio.
  7. «Tra 'l folto pelo e le gelate croste.» Aunque Lucifer está hundido en el hielo, este no se adhiere enteramente á su cuerpo á causa de la espesa y áspera pelambre que le cubre, y Virgilio aprovecha los huecos para salir del Infierno, bajando de pelo en pelo
  8. Todos los comentadores de Dante, italianos y otros, han explicado mal, en nuestro concepto, este pasaje: 1.° suponiendo que, al decir el Poeta, que su Guia se volvió con trabajo y con angustia, quiso dar á entender la dificultad de moverse en aquel punto, por ser el centro de la tierra, donde la fuerza centripeta y atractiva debia estar en su mayor grado, segun las ideas físicas de aquel tiempo; y 2.°, entendiendo que Virgilio se revolvió poniendo su cabeza donde antes tenia los pies. Dante dice: — «Bajamos de pelo en pelo por el costado de Lucifer; y cuando estuvimos en aquella parte donde el muslo se desarrolla justamente appunto sobre lo gruezo de las caderas,
    «Lo Duca con fatica e con angoscia
    «Volse la testa ov' egli avea le zanche...»

    El sentido nos parece claro y natural: Virgilio se revolvió con fatica e con angoscia, por la estrechura del sitio; porque tenia que hacerlo donde estaba lo más grueso de las ancas de Lucifer; y al hacerlo, (volse la testa) dirigió su cabeza (ov' egli) hácia donde él, Lucifer, (avca le zanche) tenia las zancas. Dante, hablando de Virgilio, á quien trata siempre con tanto afecto y veneracion, seguramente no habría usado de la palabra zanche, despreciativa en italiano, como zancas en español.

  9. Como Dante (el hombre alegórico) no habia tenido que hacer ningun esfuerzo para dar la vuelta, al llegar al centro de la Tierra, por cuanto iba abrazado al cuello de Virgilio, viendo á este subir, en vez de continuar bajando, como hasta entonces lo habia hecho, debió figurarse que retrocedian para volver al Infierno. Esto es naturalisimo, y no necesita ser explicado, como lo hacen algunos comentadores, diciendo que Dante creia necesario seguir bajando para pasar de nuestro hemisferio al otro. Lejos de esto, que supondria error ó ignorancia, todas las indicaciones que aqui apunta el Poela, revelan una gran perspicacia y una fuerza de induccion admirables.
  10. «Appresso porse a me l' accorto passo.»—La inteligencia de este verso ha sido muy disputada entre los italianos, y no estamos seguros de haberlo interpretado bien. Appresso, puede entenderse appressochè, despues que; y entre otras versiones, los italianos hacen las siguientes: «Me sentó en el borde de la roca, despues que me hubo enseñado el modo de salvar aquel difícil paso.» O bien: «Despues me mostró, me dió á conocer el paso que tan difícil y sagazmente habíamos atravesado.» Nuestra version es enteramente distinta: el lector escogerá.
  11. «La gente grossa il pensi.» Piénselo, júzguelo el vulgo, que ignorando las leyes físicas, no puede tener idea de lo que es el centro de la Tierra; y por lo tanto, se asombraria, como Dante, de ver, de un momento á otro, al diablo con los piés en alto.
  12. Los romanos dividian el dia solar en cuatro partes iguales: prima, tercia, sexta y nona. La hora de tercia empezaba á las 9 de la mañana y concluia á las 12. Segun esto, la mitad de tercia, deberian ser las diez y media de la mañana. Pero Virgilio habia dicho poco antes, que llegaba la noche, y suponiendo que solo han transcurrido dos horas en el paso al otro hemisferio, puede entenderse que son en este las 7 y media de la mañana; es decir, hora y media de Sol; la mitad de 6 á 9.
  13. Dante propone estas dudas para aclarar más el cambio que se ha operado al pasar del uno al otro hemisferio.
  14. Y ahora estás bajo el hemisferio celeste opuesto á aquel que cobija nuestra tierra llamada árida en la Sagrada Escritura.
  15. Imagina Dante que Jerusalen está situada en medio del hemisferio boreal, y diametralmente opuesta á la montaña del Purgatorio.—«El Hombre que nació y vivió sin Pecado:» Jesucristo.
  16. Es decir que la tierra, que antes de la caida de Lucifer estaba por este lado más alta que las aguas, se hundió cubriéndose con aquellas, y fué á aparecer en la parte de nuestro hemisferio.
  17. Quizá huyendo de Lucifer, dejó aquí esta caverna donde estamos aquella tierra que se levanta en este hemisferio y forma la montaña del Purgatorio.
    Con estas palabras termina Virgilio su discurso, y á continuacion habla Dante dirigiéndose al lector.
  18. Es decir: pasado el centro de la Tierra, hay una cavidad, que se prolonga en el otro hemisferio tanto como tiene de profundidad la caverna infernal.
  19. Quiso Dante que cada uno de los tres cánticos de su poema terminase con la palabra estrellas (stelle).—El cántico del Infierno tiene 4720 versos.