La sazón, gran Felipe, es ya llegada
en que mi voz, de vos favorecida,
cante la universal y gran jornada
en las ausonias olas definida;
la soberbia otomana derrocada,
su marítima fuerza destruida,
los varios hados, diferentes suertes,
el sangriento destrozo y crudas muertes.
Abridme, ¡oh sacras Musas!, vuestra fuente
y dadme nuevo espíritu y aliento,
con estilo y lenguaje conveniente
a mi arrojado y grande atrevimiento
para decir estensa y claramente
deste naval conflito el rompimiento
y las gentes que están juntas a una
debajo deste golpe de fortuna.
¿Quién bastará a contar los escuadrones
y el número copioso de galeras,
la multitud y mezcla de naciones,
estandartes, enseñas y banderas;
las defensas, pertrechos, municiones,
las diferencias de armas y maneras,
máquinas, artificios y instrumentos,
aparatos, divisas y ornamentos?
Vi corvatos, dalmacios, esclavones,
búlgaros, albaneses, trasilvanos,
tártaros, tracios, griegos, macedones,
turcos, lidios, armenios, gorgianos,
sirios, árabes, licios, licaones,
númidas, sarracenos, africanos,
jenízaros, sanjacos, capitanes,
chauces, behelerbeyes y bajanes.
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