Salen AURELIO, ENRICO y ROSABERTO, hijo del REY de Frisia
ENRICO:
Que le has de imitar es cierto,
por la grandeza heredada.
AURELIO:
Hoy quiere ceñirte espada
tu padre el rey, Rosaberto;
de cuyas obligaciones
no hay que advertir tu valor,
que tú lo sabrás mejor,
pues a tal lado la pones.
ENRICO:
Ya te dejo ejercitado
en la teórica de ella,
lo demás sabrás con ella,
en prática de soldado.
Grande esperanza nos das
de la virtud de tu pecho.
ROSABERTO:
No pretendo al que me ha hecho
degenerarle jamás;
conozco la obligación
en que a mis padres nací
y al reino que ya de mí
tiene tal satisfación.
Yo cumpliré su esperanza,
si mi vida guarda Dios,
y sabré que de los dos
debo tener confianza,
pues os tengo por maestros
en las armas y en las letras.