Ya el llanto, Pereto, en vano
vuestra honrada vejez baña.
CHAMOSO:
No ha sido, por cierto, hazaña
del príncipe Fabriano
el quemar la pobre hacienda
que el cielo en Montalto os dió;
pero ya que os la quemó,
dando a su cólera rienda,
en mi casa viviréis,
y la mía, aunque es escasa,
será vuesa.
PERETO:
No es mi casa
quien causa el llanto que veis;
que, aunque de ella vivo falto,
la vejez que me hace guerra
casa debajo la tierra
pide, y no sobre Montalto.
Mi honra lloro perdida,
y a Sabina que la dió
a quien tan mal la empleó.