Pesárame de que os venga
de aquesa resolución
algún mal.
PERETO:
En mi razón
mi inocencia amparo tenga.
No es la justicia cobarde
que me ha de amparar.
ALEJANDRO:
Recelo
algún mal, buen viejo. El cielo
os desengañe.
PERETO:
Él os guarde. Vase ALEJANDRO
PERETO:
Acuérdome una vez haber oído
una fábula en que ejemplos toco,
notables de un ciprés, que en tiempo poco
hasta el cielo creció desvanecido.
Burlábase de un junco que, vencido,
su segura humildad juzgaba en poco;
mas con un viento recio el ciprés loco,
quedando el junco en pie, se vió abatido.
Su humilde estado y pobres ejercicios
estime mi Sabina, aunque haya hecho
burla el ciprés de su honra y hermosura;
que cuando en los soberbios edificios
abrasa el rayo el más dorado techo,
la más humilde choza está segura.