Su prudencia lo merece;
porque no es soberbio sabio,
ni pobre presuntuoso.
JULIANO:
Decís la verdad, Ricardo.
RICARDO:
Oíd, que según las voces
del vulgo y pueblo voltario
entran ya.
JULIANO:
¡Notable día!
RICARDO:
¡Oh, venturosos serranos!
Por una puerta salga el príncipe FABRIANO Colona, el EMBAJADOR Dr España, ASCANIO, de cardenal, SIXTO, de cardenal también. Y por otra, al mismo tiempo, salgan MARCO Antonio, CÉSARO, FABIO, SABINA, CAMILA y CHAMOSO. Y arriba se descubre un corredor donde está EL PAPA Pío QuiNTo. Y en un caballo que lleve del diestro un lacayo, entre PERETO, de pastor; toque la MÚSICA; y en llegando, SIXTO le tiene el estribo a su padre para que se apee
SIXTO:
Yo, padre, os tendré el estribo.
PERETO:
Hijo, aguarda que ya abajo.
¿Un cardenal ha de hacer
tal cosa?
SIXTO:
Si por honraros
me honra el cielo de este modo,
no es mucho, mi padre caro,
que teniéndoos el estribo
estribe en él mi descanso. De rodillas
Aquesa mano me dad.