La escuela moderna/A los amigos y admiradores de Ferrer
A los amigos y admiradores de Ferrer
Bajo el peso de solemne compromiso de honor, en cumplimiento de la última voluntad de un mártir dispuesto al sacrificio, y sintiendo sobre mi la mirada de cuantos en el mundo se agitaron constituyendo la gran solidaridad internaciomal del pensamiento libre en pro de Ferrer y de la enseñanza racionalista, salgo de mi modesta obscuridad, ocupo el puesto que se me ha designado y en él- me propongo continuar aquella obra redentora iniciada por Francisco Ferrer.
Lo que en aquél fué propósito espontáneo, producto de su inteligencia y de su energia perfectamente equilibradas, en mi es adopción y adaptación por acatamiento, por respeto, por admiración y por honra, y en ello pongo todo el empeño de mi voluntad.
Al entrar en posesión de la casa editorial « Publicaciones de la Escuela Moderna », en virtud de la providencia dictada por el Tribunal Supremo de Guerra y Marina en 29 de diciembre de 1911, he creido que el mejor modo de reanudar la obra trágicamente interrumpida en los fosos de Montjuich, el 13 de octubre de 1909, era presentar al pueblo español, al mundo entero, la idea culminante del insigne mártir, el pensamiento supremo de su vida, la causa del heroismo, de su admirable y universalmente admirada muerte : La Escuela Moderna.
El supuesto hijo de uno de los muchos dioses creados por el hombre es condenado a muerte, en conformidad con las leyes de su país, acusado de querer proclamarse rey. Va a morir. Engendrado, como todos los dioses, por el miedo y la ignorancia, ante la fuerza y la realidad de la muerte desfallece, tiembla, pierde la fe, reniega su confianza en el que le envió para redimir a la humanidad y, lleno de pavor, exclama : «¡Padre, padre !, i por qué me has abandonado ? »
El hijo del librepensamiento, de la moral sin sanción, es condenado a mucrte inculpado de haberse rebelado contra un rey. Lo llevan al Gólgota, al Castillo Maldito, y le ponen ante el pelotón de ejecución. Va a morir.
- Desfallecerá ese hijo del hombre ? su fe en el que le envió, en el libre examen, para decir a la humanidad : Sé libre ?
- Perderá Sereno, tranquilo, de pie, con los ojos forzosamente vendados, pero con su vista en el porvenir, afirma su obra, defiende su. razón, se yergue ante la muerte y lanza un grito de combate victoria : ¡Viva la Escuela Moderna! Y el eco de ese grito, explosión de fe y enlusiasmo por la humanidad exenta de dioses y tiranos, repercute más juerte y poderoso que el terremoto de la leyenda cristiana en todo el universo.
París, Roma, Londres, Bruselas, Nueva York, Buenos Aires, todo el mundo consciente sufrió la conmoción causada por las últimas palabras de ese hijo del hombre.
Pero, i qué fuer za, qué prodigio o qué crimen hizo vibrar en un mismo momento y en tan distantes lugares, a millones de seres humanos ? Una idea, un sentiniento de solidaridad consde ciente que saludaba la aurora de los tiempos nuovos por una parte y de justa protesta por otra contra lo que simboliza los crimenes y las injusticias de veinte siglos de opresión.
«Esto matará aquello».
Pero, i qué es esto ? i Qué es la Escuela Moderna ? Es la continuación de la eterna lucha de la luz contra las tinieblas, de la evolución conira el estacionamiento, de los esclavos contra los señores, de los siervos contra el feudalismo, del proletariado contra la burguesia, de la libertad contra el privilegio, de la razón contra el dogma, de la verdad contra la superstición, de lo que no es y deberia ser contra lo que es y no deberia existir, de la vida contra la muerte, del hombre-realidad contra el dios-ficción.
Leed detenidamente las páginas de este libro escritas por el fundador de la Escuela Moderna después de haber escapado a las primeras asechanzas de sus enemigos; estudiad esos pensamientos dictados y sellados por una sinceridad y le hicieron morir como el mejor de un valor los héroes antiguos; meditad fria e imparcialmente el concepto que de la escuela racionalista nos da; deducid las consecuencias lógicas que surgen de tal enseñanza, y odiaréis la mentira, despreciaréis todas las supersticiones, combatiréis toda tirania, y lucharéis para establecer la libertad y justicia sociales.
Habréis aprendido a ser hombres, y lo seréis.
Mi juicio y apreciación del libro, cuya publicación puede considerarse como un homenaje de respeto a mi admirado amigo y compañero, han de ser necesariamente- sospechosos de parcialidad.
Séame, no obstante, permitido decir tanto los partidarios y defensores, como los enemigos y detractores de la obra de Ferrer, leer este libro; los unos para defenderla con mayor vigor y convicción, los otros para que no se les pueda decir que, como de costumbre, la atacan indignamente sin conocerlaque que todos, deben 8.
Y termino manifestando mi confianza en que cuantos alentaron a Ferrer en el curso de sus trabajos y protestaron contra sus enemigos en la desgracia, me prestarán su concurso, y me ayudarán a continuar una obra cuya importancia y trascendencia puede calcularse por el odio mortal con que la persiguen los obstiiados e impotentes obscurantistas que abominan del progreso.
L. Poriet