La escuela moderna/Apéndice/La Enseñanza
La Enseñanza - Libertad o Monopolio
En materia de enseñanza, cuando se habla de libertad, i de qué libertad se trata? De la del padre de familia, de la del Estado o de la del niño? Qué intereses han de ponerse a salvo: los de los que dan la enseñanza o los de los que la reciben? En qué derechos conviene inspirarse sino en los del destinado a ser el beneficiario o la víctima de la enseñanza? Como quiera que se plantee el asunto, la respuesta ha de ser la misma: hay que asegurar la libertad, poner a salvo los intereses y garantir el derecho del niño.
La figura del niño domina el problema, y en este punto de partida firme y lógico, no puede haber equívoco ni confusión.
¿A quién pertenece el niño? — A la familia, según unos; al Estado, según otros.
Los primeros reservan exclusivamente a los padres el derecho de darle educadores y la enseñanza de su elección.
Los segundos proclaman que el niño, futuro cdudadano, perteneciendo al Estado, éste tiene únicamente la facultad de educar e instruir.
Los partidarios del derecho paternal, denominándose liberales, quieren una libertad que se convierte en la tiranía paternal y en la confiscación de la libertad del niño.
Los partidarios del derecho del Estado van al monopolio, al despotismo gubernamental y a la domesticación de las inteligencias infantiles.
Pues a la pregunta: a quién pertenece el niño? respondo resueltamente : ni a la familia ni al Estado, sino a sí mismo. Y al supuesto derecho de la Familia y del Estado, cuyas entidades no tienen respecto del niño débil, ignorante y desarmado más que deberes, opongo el derecho del Niño.
El niño tiene derecho al pan del cuerpo, físico; aly al pan del corazón, desarrollo de su sér afectivo; en consecuencia, la educación tiene por fin: físicamente, formar cuerpos sanos, robustos y bellos; intelectualmente, constituir inteligencias cultivadas, y moralmente desarrollar corazones buenos, generosos y fraternales.
En lo tocante a la Enseñanza, es decir, a la constitución de inteligencias cultivadas, qué conviene hacer ? En este punto el deber es doble.: 1.0 Negativo. Alejar la inteligencia del niño del error, de la preocupación y de la mentira.
2.0 Positivo. Hacer que el niño conozca y ame la Verdad.
Pero i dónde está la Verdad? Quién la posee? i Quién puede considerarse como su detentador? A esta capitalísima pregunta respondo: La verdad no existe, se crea; no está detrás de nosotros, sino delante; es como la ciudad que se va edificando y que cada día se embellece y se ilumina.
Unicamente los dogmáticos y los metafísicos pueden enorgullecerse vanamente con la posesión de la verdad y creerse con derecho a imponerla a los demás.
Usen o no sotana, enseñen en nombre de la Religión o del Estado, esos dogmáticos son siempre peligrosos y como tales han de ser rechazados. verdad cada vez más grande y luminosa hacia la cual nos dirigimos.
Si no poseemos la verdad, poseemos unas verdades.
Estas verdades son las nociones de las ciencias ya ciertas, demostrables y evidentes; son los conocimientos adquiridos, las realidades positivas, las proposiciones comprobadas y comprobables.
Estas verdades, en una palabra, forman el conjunto de conocimientos ciertos que constituyen en la presente el capital intelectual de la humanidad.
Poner este capital- saber (comunismo cerebral) a la disposición de todos los niños es lo que de nosotros exige el derecho de ese pequeño sér inteligente en período de formación y de desarrollo.